El objetivo central del módulo es ofrecer herramientas
prácticas y marcos teóricos para cuestionar las masculinidades hacia modelos
más saludables, conscientes y amorosos, tanto en la vida personal como en la
profesional, pensando estas estrategias de manera conjunta.
Este material ha sido producido a partir de notas de
clase y corresponde a la primera sesión del segundo de tres módulos
que integran la Diplomatura Universitaria en Masculinidades con Enfoque de
Género, dictada por Gabriela Córdoba y Darío Casals durante 2025 en la
Universidad Nacional de Tucumán (UNT). La Unidad 1 se titula "Las
masculinidades y su relación con la salud integral". Gabriela Córdoba
señaló que, aunque la masculinidad se asocia con atributos como "fuerza,
invulnerabilidad, resistencia", la cultura no enseñó a los varones a
cuidarse a sí mismos ni a otros. Este descuido es cultural y tiene
impactos significativos en su salud, emociones y vínculos. El objetivo del
curso es ofrecer herramientas prácticas y marcos teóricos para transformar las
masculinidades hacia modelos "más saludables, conscientes y
amorosos".
I. Introducción al Módulo: El Desafío de Vincular Masculinidad y Cuidado
(Gabriela Córdoba)
Gabriela Córdoba abrió la sesión explicando el propósito del
curso, a pesar de considerar que el nombre "Masculinidades y
Cuidados" podría no ser "muy convocante". La razón de ser de
esta vinculación radica en que, si bien la masculinidad se asocia con atributos
como "fuerza, invulnerabilidad, resistencia", la mirada desde
el cuidado evidencia que a los varones no se les enseñó a cuidarse a sí
mismos ni a cuidar a otros. Este descuido es cultural y tiene impactos
significativos en la salud, las emociones, los vínculos de pareja y la
paternidad.
El curso se propone desafiar esta asociación, ya que el
cuidado es una "capacidad profundamente humana" y una forma de
sostenerse y vincularse. La meta es construir posicionamientos masculinos "más
empáticos, más conscientes y más saludables".
El Autocuidado como Acto Político y la Deuda Social
El autocuidado se define como una "práctica
necesaria para sostener la propia vida" y el conjunto de acciones para
proteger la salud integral. Se estructura en cuatro dimensiones
interrelacionadas: Física, Emocional (darse permiso para sentir y nombrar
emociones), Cognitiva (descansar de preocupaciones, evitar la sobreexigencia) y
Espiritual (conectar con un sentido profundo). Inspirada en Audre Lorde,
Córdoba subraya que el autocuidado es político y un acto de resistencia.
El cuidado, en general, debe conceptualizarse como una actividad
imprescindible para el sostenimiento de la vida, que sostiene el sistema
económico y social. Se postula que debe abordarse como una deuda social,
una responsabilidad compartida que ha sido históricamente ignorada por las
instituciones y los varones. Esto implica que lo recibido se devuelve a la red,
a la comunidad, y exige la corresponsabilidad de los varones y la asunción de
rol por parte del Estado.
Obstáculos Socioculturales
El patriarcado y el capitalismo han relegado
las tareas de cuidado a la esfera reproductiva (femenina y no remunerada),
reforzando en los varones una subjetividad "autocentrada" y
"jerárquica" que espera que las mujeres sean "mayordomas
existenciales". Los varones son socializados para "asumir
riesgos, hasta que el cuerpo aguante", y su cuerpo es vivido como un "instrumento
para el trabajo", registrando la enfermedad solo cuando imposibilita
su desempeño laboral. Esta dinámica contribuye a una "sobremortalidad
masculina importante y creciente".
II. Determinantes Socioculturales y el Impacto en la Salud Masculina (Darío
Casals)
Darío Casals se centró en cómo la socialización de género
propicia conductas desfavorables para la salud de los hombres,
analizando estadísticas globales.
Brecha en la Esperanza de Vida
Existe una brecha global en la esperanza de vida:
- Esperanza
de vida al nacer: Los hombres viven en promedio 74 años,
mientras que las mujeres alcanzan los 80 años (una diferencia de 6
años).
- Esperanza
de vida saludable: Los hombres viven 63.7 años sin enfermedades
o discapacidades significativas, frente a los 67.7 años de las
mujeres (una diferencia de 4 años).
La Paradoja del Género en el Suicidio
En salud mental, Casals destacó la "paradoja del
género en el suicidio":
- Los hombres
mueren por suicidio a una tasa dos veces mayor que las mujeres a nivel
global. Esta tasa puede ser 3 o 4 veces mayor en países de altos ingresos
debido a la alta competencia.
- Las
mujeres, en cambio, presentan una mayor tasa de intentos no mortales y
reportan más pensamientos suicidas.
- Los
hombres utilizan métodos más violentos y letales.
- La presión
por cumplir con la masculinidad tradicional (ser fuerte,
independiente) lleva a los hombres a reprimir sus emociones y a no
buscar ayuda para problemas de salud mental. Esto contribuye a que los
hombres estén "muy solos", ya que la comunicación
emocional con otros varones es muy limitada.
Factores de Riesgo y Conductas Temerarias
La socialización masculina se traduce en una mayor
propensión a las conductas de riesgo:
- Criminalidad:
Los hombres representan más del 90% de la población carcelaria a nivel
mundial, una disparidad constante en todas las culturas.
- Conductas
Temerarias: La tasa de muerte por accidentes de tránsito es entre dos
y tres veces mayor en hombres que en mujeres.
- Consumo
de Sustancias: Los hombres consumen la mayoría de las sustancias
ilícitas (marihuana, cocaína, opioides) en una proporción de dos a tres
veces mayor que las mujeres.
- Prevención:
Las mujeres realizan muchos más chequeos médicos preventivos que los
hombres.
Casals concluyó que la salud es el resultado de un balance
constante entre factores de protección (entorno social, económico,
educativo, sistema de salud) y factores de riesgo (entorno social,
económico, ambiental, comportamiento). Es fundamental el análisis desde la interseccionalidad
para comprender cómo se distribuyen el dinero, el poder y los recursos a nivel
global, nacional y local, afectando las condiciones de vida de los varones.
III. Análisis Crítico de Modelos Viriles Actuales
La clase incluyó un análisis crítico de los mensajes
difundidos en redes sociales sobre el "Hombre de Valor". Este
discurso hegemónico, dirigido a hombres jóvenes:
- Instrumentaliza
Conceptos: Toma conceptos como la inteligencia emocional y el
autocuidado, pero los despoja de su profundidad para reorientarlos hacia
fines utilitarios. La empatía se reinterpreta como una herramienta para la
manipulación.
- Individualismo
Extremo: Se enfoca en el éxito personal, la ambición individual y la
autorreferenciación, con una notable ausencia del cuidado al otro.
- Meritocracia
y Dominación: El discurso se basa en la meritocracia, la cual opera
como un dispositivo de dominación.
- Riesgos
para la Subjetividad: Este modelo es altamente peligroso porque
obtura la capacidad de frustración y la flexibilidad, generando violencia.
Impone expectativas rígidas (ser fuerte, líder, competir), lo que conduce
a una "frustración muy alta, muy elevada" cuando los
varones no logran cumplir con estos mandatos.
IV. Hacia un Modelo de Salud Basado en la Cooperación y la Sexualidad
Consciente
La segunda parte de la clase abordó propuestas de
transformación para contrarrestar los mandatos que fomentan el individualismo,
la soledad y la negligencia en el autocuidado.
Del Paradigma de la Competencia a la Cooperación
Se propone un cambio de paradigma:
- Paradigma
Dominante (Competencia): Se basa en la lucha por ser superior, la
independencia, la autosuficiencia, el éxito personal, el control, la
dureza y el riesgo, enmarcado en el contexto capitalista, neoliberal y
patriarcal.
- Paradigma
de la Cooperación: Prioriza el trabajo conjunto para el beneficio
colectivo. Sus rasgos principales son la Interdependencia
(reconocer la necesidad mutua), la Empatía y el Apoyo Mutuo.
Este modelo holístico promueve la construcción de comunidad y redes de
contención, fundamentales para la salud mental masculina.
El Cuidado de Sí (Según Foucault)
Se propone conceptualizar al varón no solo como "factor
de riesgo", sino de forma más amplia, a través del concepto de "cuidado
de sí" de Michel Foucault. Este es un "conjunto de prácticas a
través de las cuales un individuo establece una relación consigo mismo y se
constituye como sujeto de sus propias acciones". Ello implica revisar
los pensamientos y creencias de la masculinidad hegemónica, conectarse con el
miedo y reconocer la propia vulnerabilidad.
La Sexualidad Masculina Consciente
Darío Casals analizó la sexualidad masculina hegemónica
(obligatoria, obsesión por la potencia y el desempeño, mujeres como objetos
sexuales, y la sexualidad centrada en el coito).
Como alternativa, se propone la Sexualidad Masculina
Consciente, que se vive con mayor conciencia, conexión con el propio cuerpo
y las emociones propias y del otro, trascendiendo los mandatos de rendimiento.
Sus claves incluyen:
- Duelo
de los Binarismos: Romper con la lógica binaria (activo/pasivo,
éxito/fracaso).
- Responsabilidad
Afectiva: Implica la comunicación "honesta y empática",
reconociendo al otro como sujeto separado y rompiendo con la idea de
posesión.
- Fin
de la Obviedad: Gabriela Córdoba enfatizó la necesidad de que los
varones "dejen de trabajar con lo obvio" en los vínculos,
ya que la presunción de que el otro comprende las señales de la misma
manera obstaculiza la conexión genuina y la responsabilidad afectiva.
- El
Encuentro Sexual: Sustituir "tener sexo" por "gestar
un encuentro sexual", quitando el protagonismo al coito y al
orgasmo, y buscando una conexión afectiva y sexual más profunda.
Conclusión
La clase concluyó que la socialización de género propicia conductas
desfavorables para la salud de los hombres, con consecuencias visibles en
estadísticas globales. Existe una brecha en la esperanza de vida (hombres 74
años, mujeres 80 años) y en la esperanza de vida saludable (hombres 63.7 años,
mujeres 67.7 años). Este fenómeno es global y se observa en todas las culturas.
Además, los hombres mueren por suicidio a una tasa dos veces mayor que las
mujeres, un fenómeno conocido como la "paradoja del género en el
suicidio".
Darío Casals explicó que la presión por cumplir con la
masculinidad tradicional (ser fuerte, independiente) lleva a los varones a reprimir
las emociones y a no buscar ayuda para problemas de salud mental, lo cual
contribuye a que estén "muy solos". La socialización también
promueve conductas temerarias, viendo el cuerpo como un "instrumento
para el trabajo", de modo que la enfermedad solo se registra cuando
impide el desempeño laboral. Esta dinámica de ignorar los síntomas iniciales
resulta en una "sobremortalidad masculina importante y creciente".
El análisis del discurso del "Hombre de Valor"
en redes sociales mostró cómo el sistema capitalista y patriarcal
instrumentaliza conceptos positivos (como el autocuidado o la inteligencia
emocional) para fines utilitarios, promoviendo un individualismo extremo
y la manipulación. Este discurso, basado en la meritocracia como un "dispositivo
de dominación", impone expectativas rígidas que, al no cumplirse,
generan una "frustración muy alta, muy elevada" y conducen a
la violencia.
Como propuesta de transformación, Gabriela Córdoba planteó
que el autocuidado es político, una estrategia de resistencia, y que el
cuidado debe abordarse como una "deuda social" que exige la
corresponsabilidad de los varones y la asunción de rol por parte del Estado.
Para contrarrestar el individualismo, se propuso un Modelo de Salud basado
en la Cooperación e Interdependencia, que fomente la capacidad de los
varones para "construir comunidad" y "generar una red de
contención", trascendiendo la lógica de la competencia y el dominio.
Este enfoque requiere que los varones superen la "subjetividad
autocentrada" y se permitan la vulnerabilidad, en un acto activo de
cuidado.
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