jueves, 17 de diciembre de 2020

¿Cómo se orienta UN sujeto masculino en la inexistencia del género?

 Participamos junto a Marco Máximo Balzarini en el 7mo encuentro de Masculinidades organizado por CISTAC CUerpo Territorio, de BOlivia. 

La propuesta

¿Cuál es el valor de la política, lo político y la acción como posibilidades de emancipación para la comunidad? Intentamos plantear una duda razonable en torno al nomadismo identitario a partir de las agencias de algunos actores que irrumpen en las "Marchas del Orgullo" en la capital de la provincia de Salta, Argentina. Lo hacemos a partir de registrar el desfile de un grupo de varones cis gays en la última marcha celebrada en noviembre de este año. Se presentaron como una organización denominada "TEB" (Todo lo que está Bien). La Marcha del Orgullo es un evento colectivo que se desarrolla en Salta desde hace diecisiete años, durante los cuales hemos registrado observaciones y participado desde diferentes institucionalidades que implicaron mayores y menores distancias a los grupos organizadores.   

Nuestro interrogante a cerca del valor del nomadismo identitario en la construcción política de los derechos LGBTIQ+  abarca a todos, todas y todes lxs actores del colectivo, sin embargo en esta oportunidad nos concentraremos en la identidad de varones gays cisgénero.

Dado que la espacialidad y temporalidad de la marcha concentra negociaciones de visibilidad subjetiva y comunitaria, estatus,  desafíos organizacionales que plantean horizontes de sentido, consideramos que colocan a la vez que evidencian a lxs actores participantes en entramados diferenciales de poder hacia el interior de la comunidad diversa y en la sociedad en general. El valor político de esos diferenciales que pueden plasmarse en agencias concretas de acciones y estrategia para el bien común y la extensión de derechos para todo el colectivo es lo que nos interesa enfocar. 

En el espacio de la marcha, frente a la corporalidad de las personas transgénero se articulan cuerpos cisgénero entre los cuales el caso de los varones de la organización TEB (Todo lo que está Bien) nos permitirá sostener proposiciones como puntos de partida, a modo de incertidumbres o diagnósticos a cerca de la fundamental necesidad de articulación para crear acción política comunitaria contrapuesta al exitismo individual  y la posibilidad de estrategias eficientes para la lucha política emancipatoria como "comunidad". 

Provisoriamente vamos a proponer que 1.- el nomadismo identitario puede resultar una falsa promesa del neoliberalismo cuando se presenta como una fantasía de lo ilimitado. 2.- que cualquiera sea la identidad sexo afectiva de los varones "cis género" que se manifiestan en contra del patriarcado, sus luchas son desactivadas por los dispositivos del capitalismo sin la necesaria reflexividad a cerca de sus privilegios como varones. 3.- que para resistir a los embates neoliberales sobre la subjetividad resulta imprescindible incorporar el sentido comunitario de la lucha política. 

Dialogaremos con herramientas conceptuales del psicoanálisis y la antropología para intentar dar cuenta de psicogénesis y sociogénesis, en el movimiento político de la diversidad; las que son siempre inseparables al decir de Norbert Elías (1977) en su teoría del poder en el proceso de la civilización. Sintonizaremos las propuestas de Jacques Lacán en torno a la constitución estructural de los varones desarrollados también en la década del '70. A partir de una lectura de la lógica masculina propondremos que el hombre es también el que "no tiene", es el histérico; y pondremos en duda las certezas de los varones machistas.

Finalmente, para caminar futuro intentaremos algunas respuestas a inquietudes que nos movilizan como intelectuales y activistas. 1.- ¿Que hace posible que contados militantes puedan escapar a la cooptación de los dispositivos neoliberales? 2.- ¿Cuáles son los caminos de la emancipación hoy; frente a la lógica de la revolución? 3.- ¿cuál es el valor de las sexuaciones y el deseo en la acción emancipadora?


Ponencia. 15 dic 2020 (a partir del minuto 1:10:40)


Texto para publicación. 

2020-12-17 Pequeño Balzarini ComoSeOrientaUNSujetoMasculino by Fernando Pequeño Ragone on Scribd




viernes, 4 de diciembre de 2020

Fernando Pequeño entrevistado en el espacio cultural Arpías

Diego Quintana del espacio cultural "Arpías" entrevistó a Fernando Pequeño. Una visión sobre la historia de las Marchas del Orgullo en Salta, la discriminación solapada y las actitudes políticamente correctas. La articulación como el gran desafío para el movimiento y el mensaje de "amar" para los y las más jóvenes.

Ver en facebook arpias






martes, 29 de septiembre de 2020

Propuestas de trabajo en “masculinidades” con perspectiva de género

 


Propuestas de trabajo en “masculinidades” con perspectiva de género

Construcción de diagnósticos para políticas públicas y agendas en común entre actores

 

Por Fernando Pequeño Ragone

Presidente Asoc Miguel Ragone, Salta

Setiembre 2020.

 

Destinatario: Consejo Económico de Salta (CES)

 

 

Existen fechas claves y situaciones límites en la memoria de una comunidad que se transforman en herramientas para convertir un problema comunitario en agenda de políticas públicas. En torno al género, una de esas fechas es el 28 de agosto de 2004 cuando ocurre el asesinato conocido como el caso Yapura - Alderete del cual la única sobreviviente es una joven que hoy tiene alrededor de 20 años y que escapó el día que su papá asesinó a su madre y a sus hermanos. Desde entonces hace ya 16 años el estado salteño y por entonces más concretamente el Poder Judicial, avanzó sobre el desarrollo de políticas públicas en torno a la violencia de género. Sin embargo, a la fecha la violencia de género y los femicidios no cesan y durante la pandemia pareciera que se multiplicaron.

Durante la década pasada, las políticas en torno al género tenían como destinataria a las mujeres, involucrando de una manera puntual a los varones, en un aspecto específico de su identidad: la violencia que producen; y de esa violencia, la que producen específicamente sobre las mujeres. Dejaban por fuera del enfoque público el malestar de los varones como tales, es decir en su condición de género.

 

Esas políticas públicas promovían la igualdad, a partir de miradas de mujeres que luchaban por sus derechos. Pero acotaban la igualdad en la disminución de la violencia, los femicidios, la trata de personas. Abordaban el vínculo de mujeres y varones desde la mirada de las mujeres y sobre los efectos vinculares para las mujeres. Dejaban fuera a los varones desde un enfoque del género y como destinatarios de la intervención del Estado, para producir un cambio cultural en aspectos nocivos de sus formas vinculares centradas en la construcción de su masculinidad.

 

Más recientemente en los últimos cinco años, el Estado comenzó a interesarse por las masculinidades como efecto de las políticas públicas con foco en las mujeres y sus conquistas, sobre todo desde una mirada punitiva. Se van implementando estrategias de intervención sobre “varones violentos” desde organismos estatales e instituciones de la sociedad civil y comienzan a aparecer técnicos que intentan desarrollar “especialidades” en el conocimiento. Se puede decir que va surgiendo un nuevo campo de competencia científica y jurídica centrados en la violencia que producen los varones. La creación del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad en la actual gestión del gobierno nacional marca un momento hegemónico en la conquista de derechos de las mujeres y el desarrollo de saberes y actores vinculados a las luchas por la igualdad.

 

Sin embargo, queda oculto un aspecto fundamental de la ecuación de construcción de poder en términos de la igualdad deseada. Y es el malestar de los varones. Se trata de un malestar específico y constitutivo producto del mismo sistema patriarcal que las mujeres intentan jaquear y que por algún “oscuro” motivo se reproduce a si mismo. Ese malestar constitutivo es cultural y ocurre desde la estructuración subjetiva más temprana en los varones, reforzándose a lo largo de toda su socialización. En otras palabras, el género de los varones conlleva desde temprano formas vinculares consigo mismos, con los otros varones y con las mujeres que es preciso enfocar. Ese enfoque es primario, sobre la causa del malestar cultural que sostiene conductas agresivas en los varones. Si las políticas públicas enfocaron hasta ahora las consecuencias del engeneramiento de los varones en sus violencias, proponemos completarlas iluminando las causas. Desde nuestra propuesta, se trata de desarrollos desde los ámbitos de la salud, la salud mental, y del desarrollo de políticas públicas de salud sensibles a los varones en los procesos de desarrollo del género. Desde una concepción de Salud es necesario re articular con las visiones de derechos humanos, el aparato de la Justicia, y la educación con el objeto de la igualdad de oportunidades para el desarrollo entre mujeres y varones; caracterizado comúnmente como “igualdad de género” en el discurso de las políticas públicas.

 

Desde Asoc Ragone desarrollamos entre 2011 y 2018, diversas estrategias de intervención sobre un aspecto específico de la masculinidad: su violencia. Este aspecto aparecía durante la década pasada problematizado en Salta y Argentina por movimientos sociales, ong’s; y se convirtió en objeto de políticas públicas sobre todo a partir de 2014 cuando el poder ejecutivo decreta a través de un DNU la “emergencia de género”.

 

Las modalidades de intervención que ejercitamos se centraron en la disminución de la violencia de los varones sobre las mujeres con un enfoque de prevención, a partir de los programas de los organismos de financiación y de los ejecutados desde los organismos del Estado salteño y nacional.

 

Menciono algunas:

·         Talleres para adolescentes en nivel secundario en municipios del interior

·         Capacitaciones en el nivel terciario

·         Seminarios

·         Disertaciones

·         Jornadas para funcionarios públicos y legisladores

·         Difusión en medios radiales, televisivos, gráficos de la provincia, entre otras.

 

Al tiempo que desarrollábamos estas estrategias de prevención de la violencia enfocada en varones jóvenes, las políticas públicas nacionales y salteñas evolucionaron en una articulación de los movimientos de mujeres con los movimientos de diversidad sexo – afectiva reconocidos más generalmente como la comunidad LGTBI. Se trata de una articulación en un nuevo momento hegemónico que desplaza una vez más al varón heterosexual y su condición de género como sujeto de políticas públicas, a excepción del desarrollo de mecanismos punitivos disciplinares para el logro de la igualdad.

 

Sin embargo, a casi veinte años del desarrollo de estas políticas y las articulaciones entre actores que luchan contra el patriarcado, muchos varones continúan matando, justificando las artistas más nocivas del patriarcado sobre si mismos e inmersos en un malestar que pareciera cada vez mayor cuanto mayor es la hegemonía de las políticas del género.

 

Nuestro desafío y al que queremos invitarlos desde este Consejo, es pensar maneras de visibilizar ese malestar de los varones, re configurar articulaciones entre actores políticos sociales e impulsar el desarrollo de políticas del género que conciban a los varones desde un lugar distinto al “sujeto sospechoso” y necesario de ser re convertido y disciplinado para el logro de la igualdad real de oportunidades de desarrollo entre todos los géneros.

 

Una advertencia necesaria, claro. No significa de ninguna manera negar la espectacular hazaña de un movimiento mundial de mujeres que fue capaz a partir de sus luchas históricas, de poner sobre el tapete el daño inestimable que el patriarcado ha producido y produce con la opresión. Y agregamos: no solo de las mujeres, sino de tantas vidas desechadas y disminuidas por un mecanismo perverso para sostener un poder que está dañando quizá irreversiblemente la existencia humana sobre el plantea.

 

Queremos en cambio contribuir al desafío político de re articular las luchas necesarias para la igualdad; y en varias décadas adelante, cuando se analice cierta direccionalidad siempre difusa en la multiplicidad divergente de la evolución de las sociedades; se pueda aislar un vector en el que los varones heterosexuales contribuyeron desde sus propias perspectivas y desarrollo, a la igualdad de todas, todos y todes.

 

 

 


La magia de los varones

Propuestas para la igualdad de oportunidades en el desarrollo de los géneros

 

¿Pueden los hombres ser concebidos
como algo más que “sospechosos”
por sus privilegios heredados? 

 

 

Todos los varones, como la luna, tienen un lado que nunca es iluminado por el sol. En esa cara radica una forma de poder tan desconocido como deseado y combatido. Iluminemos el lado oscuro de la luna, para poner ese poder a disposición de todos los géneros. Y emancipar a los varones de su malestar en la cultura.

 

Completar y complejizar políticas públicas de cualquier índole, requiere un diagnóstico a partir de esquemas teóricos claros, concurrentes con estrategias metodológicas acordes; concibiendo instrumentos específicos para el posterior desarrollo de tácticas de intervención social.  Ese diagnóstico que involucre una mirada novedosa sobre los varones es lo que proponemos desde este Consejo a todas las instituciones miembro.

 

De las escuchas en los espacios de intervención durante casi una década en el trabajo de prevención de la violencia machista con jóvenes desarrollado por la Asociación Miguel Ragone, hemos sintetizado puntos estratégicos de las voces de los varones en sus historias ligadas a sus malestares, ansiedades, ilusiones. Son puntos que se convierten en vectores para investigar, explicar y producir líneas de base para políticas públicas para la igualdad de oportunidades en el desarrollo de todos los géneros.

 

Hemos desarrollado un modelo base del malestar de los varones como resultado de una síntesis elaborada a partir de cantidad de encuestas cuantitativas y entrevistas en profundidad. En el mismo hemos aislado proposiciones que caracterizar sus malestares:

1.- un padre que no interviene suficientemente entre el niño y su madre, un padre varón que por los motivos que sea, se ausenta.

2.- Una madre muy preocupada por su hijo, muy cuidadosa de él y muy sufriente, y que lo descalifica al padre frente al niño.

3.- Una madre que se queja mucho de su pareja y que no se siente satisfecha con él.

4.- Un niño bueno, como su madre, atento con ella y capaz de cuidarla mucho mejor que el padre.

5.- Un padre que lo desvaloriza y que se burla de él, que compite con él y que incluso a veces le la ha dicho "mariquita".

6.- Un niño atrapado entre el amor y el odio al padre, el deseo de matarlo y el deseo de ser reconocido por él a cualquier precio.

7.- “Hijas para malcriar, hijos para competir” es un sentimiento oculto en muchos padres.

 

Es remontarse a la historia biográfica de los varones en una edad muy temprana para ayudarlos a entender las huellas que en su personalidad dejaron las formas en que pudieron ir resolviendo convertirse en seres humanos independientes y adultos y separándose de las vidas de su madre y de su padre.

 

¿Quiénes son las mujeres próximas a los varones? ¿Cómo caracterizan su relaciona con ellas?

Las mujeres del parentesco sanguíneo, las mujeres de la afinidad emotiva, las mujeres de la intimidad, las mujeres del rechazo.

Las dificultades y fortalezas que los varones consideran en su relación con cada una de esta tipología de mujeres en sus vidas.

 

Pretendemos desarrollar instrumentos que iluminen desde y para si el comportamiento de los varones, sin acusarlos de los privilegios heredados en su socialización, ni victimizarlos por su construcción social del género dese temprano. Se trata de encontrar las maneras de mostrarles a ellos los orígenes de sus propios comportamientos, gustos, elecciones, y personalidades. Y con esa evidencia construir conocimiento, teorías y articulaciones necesarias para completar las políticas públicas del Estado con el objetivo de sumar a la Igualdad de oportunidades para el desarrollo de todos los géneros. Una igualdad difícil de lograr mientras se enfoque en la mayoría de los varones a los responsables de la violencia y continúen visiones solo punitivas.

 

Es una apuesta a desarrollar la prevención y la asistencia en políticas públicas de Salud y Educación irradiando a todos los organismos del Estado. No dese cualquier teoría, sino desde unas que superen el foco en la violencia como aspecto casi unívoco de la masculinidad; abriendo el conocimiento y las intervenciones sobre el malestar de los varones.

 

No se trata de enfocar la violencia de los varones, sino el malestar de los varones. Es pasar del efecto a la causa. Ese malestar se expresa en dimensiones de la identidad de los varones expresadas en el modelo sintético antes mencionado.  



Por una articulación necesaria

Es por este motivo que se hace preciso hablar de la posibilidad de construir agendas en común con mínimos acuerdos como puntos de partida. Preguntarse desde múltiples instituciones y actores, ¿cuáles son las cosas que todavía incomodan? De las que no se puede hablar o resulta difícil observarlas.  Se trata de reconocer al otro como un actor político para poder hacer esa agenda en común y necesaria. Construirla implica:

La participación de varias generaciones de actores

La inclusión de temas transversales al análisis socio – político y subjetivo de la construcción del género, por nombrar algunos: el lugar social de cada uno o la clase, la región geográfica que se habite, los posicionamientos frente al ambiente y el racismo.

Si miramos las masculinidades, desde donde las miramos y desde donde miramos los feminismos o las luchas de las mujeres por sus derechos. 

 



Propuestas.

miércoles, 22 de julio de 2020

A cerca de la historia política y el psicoanálisis. Historia de los Partidos Políticos. Curso Gestar PJ


Curso de autogestión de GESTAR instituto de formación del Partido Justicialista Nacional, mi participación en foro de discusión.

UNA INQUIETUD PERSONAL EN LOS MÁRGENES DEL CURSO. Sobre la tradición científica de producción de conocimiento a cerca de los partidos políticos. Ó, A CERCA DE LA HISTORIA POLÍTICA Y EL PSICOANÁLISIS EN LA CIENCIA POLÍTICA. 

El hecho de leer sobre la historia de los partidos políticos en Latinoamérica a partir de una propuesta comparativa, me va permitiendo reflexionar sobre mi propio interés en torno a los ribetes de producción de conocimiento a cerca de los partidos y el motivo de sumarme a esta experiencia de cursado. 

Lo hago desde una especial posición de actor y observador del Partido Justicialista de Salta, el que atraviesa un proceso de descomposición y recomposición desde la elección última en diciembre de 2019. Vale decir que me comprometí como autoridad del Consejo del Partido para el período 2019 - 2023, con un especial interés en el desarrollo y apoyo de procesos sustentables que permitan la construcción de "comunidad de sentidos" capaces de superar la ideología paralizante e incorporar ciertos parámetros de pragmatismo que dialoguen con los dogmas tradicionales. Un camino que recomponga la representación partidaria con la sociedad, desplazando luchas imaginarias e idealistas, al campo de lo real en cuanto a demandas precisas de lxs representadxs. A la vez, lograr una reflexión en cuanto al auto percibimiento de la propia identidad peronista por parte de los militantes y de las autoridades de la conducción partidaria. 

Me pregunto y pretendo compartir la inquietud con mis compañerxs aquí, sobre las relaciones de  esta observación e investigación a cerca de la historia de los partidos, con: 1.- la ciencia política, 2.- la sociología política, 3.- la filosofía política, 4.- el psicoanálisis y la tradición deconstructivista de los paradigmas científicos de las ciencias sociales. 

Sostengo, que además de la sociología y filosofía política, preocupadas por la relación entre las personas y la sociedad, me interesa el psicoanálisis en dialogo con la ciencia política. Mientras que en  la ciencia política se inserta la historia de los partidos políticos como objeto de estudio, mi interés es la manera en que se produce la subjetividad de los lideres que representan y conducen los Partidos políticos; y las maneras en que esos líderes y la sociedad en que se insertan; conciben, fabrican y re circulan el poder; en simultaneidad sobre las formas en que ese poder se materializa en sus cuerpos, subjetividades y sexualidades. 

Si concebimos la sexualidad y el género como vectores indiscutibles de la organización y localización de los actores sociales en el entramado social, la sexualidad de los líderes es de fundamental importancia para dar cuenta de la concepción, circulación y fabricación de poder político partidario, a la vez que de los procesos de transformación de los partidos políticos. 

Si acordamos que la sociología política se preocupa por el análisis sociológico de fenómenos políticos que van desde el Estado y la sociedad civil hasta la familia, investigando temas cómo la ciudadanía, los movimientos sociales y las fuentes del poder social, que es una rama de la ciencia política, interdisciplinaria; y que la filosofía política es la rama de la filosofía que estudia cómo debería ser la relación entre las personas y la sociedad partiendo de una ética específica...

Sobre los límites de la historia de los Partidos, me quedo pensando si acaso el análisis de la misma es un conjunto de datos de sucesión y anécdotas de las luchas por el poder entre facciones que pretenden representar la sociedad (el Partido Político). Pero nada dicen de esa sociedad y poco de la forma en que el Partido concibe y representa el poder social. En este sentido me interesa más la sociología política en diálogo con el psicoanálisis. 

Colombia y Venezuela. Historia de los Partidos Políticos. Curso Gestar PJ


Curso de autogestión de GESTAR instituto de formación del Partido Justicialista Nacional, mi participación en foro de discusión


Diferencia entre sistemas de partidos políticos entre Colombia y Venezuela a lo largo del siglo xx. 

El bipartidismo es una tendencia común entre los sistemas de partidos políticos de Colombia y Venezuela. Las tensiones entre conservadores y liberales estuvieron dadas a lo largo de los siglo xix y xx, en torno a la construcción de poder centralizado o federal, y la concepción conservadora o liberal de la economía.

El pivote de representación política bipartidista impide en ambos países, la expresión de facciones y nuevos partidos que pudieran modernizar las expresiones de conflictos. El impedimento de la política como mecanismo de solución de conflictos sociales produce el surgimiento de violencias políticas sistémicas. Como la guerrilla institucionalizada en Colombia (FARC con raíces rusas, o Ejercito de Liberación Nacional, con raíces cubanas ); ó en Venezuela, entre 1908 y 1935 la dictadura gomecista se caracteriza por la incentivación de la economía del petróleo, la represión sistematizada a los partidos políticos y a los movimientos estudiantiles. El pacto colombiano bipartidista de Stiges en 1957 es un ejemplo de la estrategia despolitizante. 

En Venezuela la presencia de gobiernos militares es mayor que en Colombia. Esos sectores militares tienen características diferentes también: mientras en Colombia los militares tienen raigambres e identificaciones con las oligarquías conservadoras terratenientes, en Venezuela representan sectores liberales. 

La mayor presencia de gobiernos militares en Venezuela, agrega una tensión política entre gobiernos civiles y gobiernos militares que no está presente con la misma fuerza en Colombia. 
Noté una fuerte tradición constitucionalista en Colombia, desde el origen de la conformación del Estado Nación, a saber: 1858 y 1863 liberales, 1886 conservadora, 1910 conservadora, 1936, liberal. Cada una de las cuales expresa en el orden jurídico, las conquistas y ordenamientos políticos. 

A diferencia de Venezuela, Colombia parecería encaminarse a ordenamientos políticos más centralizados en personalidades individuales, a partir del gobierno neoliberal de Uribe. 

jueves, 9 de julio de 2020

Brasil. Historia de los Partidos Políticos. Curso Gestar PJ



Curso de autogestión de GESTAR instituto de formación del Partido Justicialista Nacional, mi participación en foro de discusión

Adelanto el ejercicio de una primera síntesis sobre la inestabilidad de los partidos polítios brasileros, a partir de la lectura del texto propuesto por el Lic. Bontempo. Recorto aqui lo referido a los primeros cien años (redondeando) de existencia del Estado brasilero, a saber: el imperio y la vieja república que culmina hacia 1930; focalizo la dificultad de una política partidaria sustenible en el tiempo a tres factores: 
- la extensión del territorio, lo que produce una cultura y un sistema de producciòn ligado a la tierra con escasa representaciòn de valores asociados a una burguesía urbana, que toma forma solo a partir de principios del siglo xx. 
la centralización del poder en un presidetne que se nutre del apoyo de los goberandores y viceversa a partir de alianzas oligárquicas construidadas sobre la defensa de los territorios regionales por fuerza de las armas tanto como por estrategias burocráticas de impedimentos de la expresión del pueblo comprometidas por el presidente para mantener el poder central. 
- la gran injerencia de los militares organizados en dos grandes facciones de corte centralista y de corte federal aunque igual de conservadoras. 
Tanto la categorización de Ansaldi de 1995 -sobre la disperción de las facciones políticas sobre el territorio y la verticalidad del poder político-; como la de Chauí de 1984, -en base al tipo o relacional de los liderazgos con las representaciones sociales que operan en el pueblo (clientelares, poulistas, vanguardistas)-; dan cuenta de formas organizacionales que apenas podrian llamarse "partidos", con características casi monárquicas de existencias burocratizadas y encriptadas al interior de los espacios de poder parlamentario, distanciados del pueblo. Se trata de una cultura política de los primeros cien años donde hay expesiones mas consrvadoras centralistas o mas liberales federalistas sin dejar de mencionar las expresiones totalitarias militares, pero siempre alejadas del pueblo. 
Si provisoriamente lo contraponemos con la historia política del peronismo en Argentina sustentado sobre la participación de las masas y su existencia sostenida durante casi un siglo (1943 - 2020); puedo proponer que un Partido no se sostiene cuando se construye de "arriba" hacia "abajo", sigiendo a Ansaldi, sin particpación real de la gente. 
Imágen: Pedro II, emperador de Brasil, durante 50 años. Asume a los 15 años de edad. Me impresionó la estabilidad de la monraquía en comparación con la inestabilidad política de la vieja república. 
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domingo, 12 de julio de 2020
A continuación el análisis sobre los siguientes cien años posteriores a la "vieja república".

Para considerar la dinámica del poder político y su plasmación en los partidos políticos brasileros desde la década del 30 hasta la actualidad, podríamos redondear una segundo centenario. El primero para ubicar al imperio y la vieja república, sobre lo cual ya me expresé en mi primera intervención.

Me inspira separar este ultimo siglo en tres tercios. El primero con la "política de masas", el segundo con los veinte años de gobierno militares y el tercero con la "nueva república" desde el 85 hasta nuestros días.

Si en el primer siglo vi la inestabilidad de los partidos en la causa de la gravitación de las oligarquías regionales en la escasa participación política expresada en la formación de partidos de arriba hacia abajo, y la debilidad de un poder federal que va conformándose; en este segundo siglo veo ya el poder federal conformado, y un proceso pendular entre intereses oligárquicos ya fuertemente burocratizados e intereses de clases medias urbanas que se expresan en cantidad de nuevos partidos, del cual retengo el Partido de los Trabajadores (PT).

A ese movimiento pendular del poder, al cual atribuyo la inestabilidad del sistema de partidos políticos, agrego la estrategia del lawfare para mostrar como populares, intereses oligárquicos; fabricando una nueva herramienta judicial (sumada a la muerte y la violencia tradicionales) en el uso de la exposición de la corrupción (fabricada "a medida") para el descredito de las políticas populares.

Hubo un hecho con el que un presidente impidió la toma del poder por parte de los militares y sectores oligárquicos en el Brasil de la década del 30. Me impresionó el suicido de Gertulio Vargas y la manera en que algunos medios lo presentaron: "pasar de la vida a la historia" para marcar positivamente ese acto, observado desde los intereses de la democracia y el pueblo. El revólver con el que lo hizo e una pieza de colección en un museo en honor a la democracia (). No puedo dejar de compararlo con el renunciamiento de Evita, con la desafortunada muerte de Néstor, con el renunciamiento de CFK -si me permiten verlo de este modo-; para poner un contrapunto más entre los procesos populares en Brasil y el Peronismo; a ese propuesto por nuestra tutora Candelaria Carreño cuando piensa en el contacto con los trabajadores y el intento de creación de la ABC como alianza económica desarrollista. Me surge como línea de análisis "la idea sacrificial". Me quedo pensando como opera el sacrificio y el imaginario de las religiones cristianas a favor de la construcción de liderazgos carismáticos a favor de los movimientos y luchas populares que decantan en partidos populares como el PT y el Peronismo, y luego son subsumidos pendularmente por las derechas oligárquicas devastadoras.

Estoy de acuerdo en la tesis de la inestabilidad, con mi compañera Gabriela García cuando rescata las dos tipologías de partidos presentadas por el docente cuando parece evidenciar que la dificultad está en la creación autoritaria de arriba hacia abajo las escasa organicidad de los partidos más populistas y vanguardistas.

También coincido con Rocio Bazan cuando expresa la existencia de núcleo oligárquicos que se reconfiguran a través del tiempo a los que ve como "vieja política". Y los imagina en tensión con una clase trabajadora que también se reconfigura.

En diálogo con mi compañero Braian Maldonado, no creo que la inestabilidad tenga solo que ver con la falta de Liderazgos, y la escaza democratización. Porque la democracia por si sola como sistema participativo no me asegura un rumbo popular. Digo, porque crecí con la idea que la democracia es buena y lo militar o totalitario es malo. Y aprendí que a veces no nos permite explicar la dinámica de los procesos sociales en que se configura el poder político. Vivo en una provincia (Salta) donde el peronismo ha fabricado oposiciones a medida y se movió pendularmente entre posiciones mas neoliberales y mas oligárquicas.

Mmmm…. Y bueno compañerxs. Con esto que aprendí  a cerca de doscientos años de vida política brasilera; me quedo con las ganas y la esperanza alguna vez, de un Lula en Salta.


viernes, 13 de marzo de 2020

Quienes son los varones




Fuente:
2006. Barón de Neiburg, Raquel y Fernando Pequeño. "Sexualidad y Violencia". Cap III. En Violencia Social, Familiar y Abuso Sexual. Un abordaje sociocultural. Volumen I . Fundación Lapacho. Salta. 


Fragmento
¿Quiénes son los varones? 
Algunos varones que no se sienten cómodos en su papel obligatorio de la imagen masculina que la sociedad les impone (no ser sensible, no ser creativo, afectuoso, tierno, no expresar sufrimiento, no llorar, etc.), se cuestionan a cerca de las maneras en que se debe ser masculino en la sociedad. ¿Son los varones seres débiles o poderosos, víctimas o victimarios, dependientes, hostiles o protectores?
La manera en que la sociedad forma y determina los roles sexuales, construyen una estructura masculina interesada y centraliza-da en la supervivencia de los grupos humanos y en el poder mol-deador de las relaciones humanas.
Los autores interesados en el poder ven en la masculinidad una ideología que legitima la dominación masculina y la conectan con la violencia social y con la guerra. Observan que cuando los varones de una sociedad ven amenazado su dominio, se embarcan en guerras con sus vecinos a fin de crear circunstancias mediante las cuales pueden dominar a sus semejantes. Así, las guerras serían una expresión de la lógica y la subjetividad masculina.
Desde una concepción dinámica de la identidad, la masculinidad es una construcción constante y reiterada, un proceso en donde es posible el cambio, porque el género se construye a lo largo de la vida. No podemos hablar de masculinidad sin hablar también de femineidad, son las relaciones entre los géneros lo que debemos repensar para entender la violencia en torno a la sexualidad. Res-pecto a si los varones son hostiles o protectores, la respuesta es compleja en el sentido que son ambos términos del binomio lo que debemos integrar. Son ambas cosas, y nuestra intención es indagar las maneras en los mismos, al igual que las mujeres, son también víctimas del sistema opresor en el que todos/as vivimos: el patriarcado.
Desde fines del siglo XIX y con más intensidad en el siglo XX se van produciendo crisis del concepto hegemónico de la masculinidad. El sentido masculino como proveedor económico dentro de la familia, con la consiguiente pérdida de poder, tiene como con-secuencia una reconfiguración de las relaciones entre los géneros.
A partir de entonces y cada vez más los principios que sostienen la masculinidad tradicionalmente concebida están en crisis.
El modelo que se observa surgiendo a partir de esta crisis produce cambios en el modelo tradicional. Los varones se permiten una mayor exteriorización de sus emociones y esto incide en la institución familiar y por ende en la conformación social. El reparto de roles masculinos - femeninos, tanto en la vida pública como privada, tiende hacia la complementariedad de compromisos y funciones.



La crisis de la masculinidad
Se ha desarrollado un proceso de cambio cultural que ha presionado en contra de la identidad masculina. Lo que entra en juego no es la hombría biológica, sino las nociones de masculinidad socialmente construidas e incorporadas individualmente. Ese proceso de cambio cultural ha erosionado las estructuras psicológicas que otorgan estabilidad emocional a los varones y represen-tan un atentado a su seguridad. La inseguridad de esa inestabilidad genera en el imaginario colectivo, sobre todo en ellos, un conflicto individual que los lleva a no saber qué papel jugar ni que poder tienen en el cambio cultural.
Es preciso decir también que en la medida que se trata de una fuerza coercitiva que impone la sociedad, va en contra del mismo individuo masculino, ya que como depositario de un conjunto de caracteres que la sociedad escoge para él, sufre la carga de dichos valores. Así, los estereotipos asignados a los varones representan formas de expresión de una cultura que produce mucho sufri-miento tanto a mujeres como a varones.
Con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y todo el cambio cultural que esto implica, los hombres se enfrentan al dilema de mantener su identidad genérica a través de los valores introyectados que en ellos deja una sociedad que los obliga a cumplir con algunas conductas masculinas en su trato con las mujeres; o la opción de iniciar un proceso de construcción de una La crisis de la masculinidad
Se ha desarrollado un proceso de cambio cultural que ha presionado en contra de la identidad masculina. Lo que entra en juego no es la hombría biológica, sino las nociones de masculinidad socialmente construidas e incorporadas individualmente. Ese proceso de cambio cultural ha erosionado las estructuras psicológicas que otorgan estabilidad emocional a los varones y represen-tan un atentado a su seguridad. La inseguridad de esa inestabilidad genera en el imaginario colectivo, sobre todo en ellos, un conflicto individual que los lleva a no saber qué papel jugar ni que poder tienen en el cambio cultural.
Es preciso decir también que en la medida que se trata de una fuerza coercitiva que impone la sociedad, va en contra del mismo individuo masculino, ya que como depositario de un conjunto de caracteres que la sociedad escoge para él, sufre la carga de dichos valores. Así, los estereotipos asignados a los varones representan formas de expresión de una cultura que produce mucho sufri-miento tanto a mujeres como a varones.
Con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y todo el cambio cultural que esto implica, los hombres se enfrentan al dilema de mantener su identidad genérica a través de los valores introyectados que en ellos deja una sociedad que los obliga a cumplir con algunas conductas masculinas en su trato con las mujeres; o la opción de iniciar un proceso de construcción de una nueva identidad masculina que abandone los patrones aprendidos.
En la medida en que se modifican las relaciones políticas y económicas en la sociedad, sobrevienen cambios en el espacio público –como la inclusión de las mujeres en la administración pública y en la empresa privada, en puestos que implican toma de decisiones- y también en el espacio privado de la familia. Se trata de cambios integrales que van desdibujando la tradicional forma de vivir la masculinidad. Aunque los varones sean cada vez más conscientes de los procesos que les produce el cambio social, su-fren contradicciones entre sus pensamientos, emociones y sentimientos. Se trata entonces de generar un cambio social que libere indistintamente a unos y otras de la asignación de roles sociales que impone el dominio de un género sobre otro. Es necesario construir una nueva identidad masculina y femenina que los libere de las presiones culturales que genera esta sociedad.
Finalmente, estamos convencidos que no existe una víctima y un victimario en el interjuego de varones y mujeres. Las acciones contra la violencia familiar y social más que dirigidas a terminar con la violencia del varón sobre la mujer, deben dirigirse a construir una cultura que combata en general cualquier expresión de dominación y subordinación, de construir personas libres que asuman responsablemente los cambios que vive la humanidad a partir de la recomposición del mundo del trabajo, que implica a su vez una concepción más plena del interjuego afectivo y sexual.

  

El poder y el honor en la construcción de las masculinidades

El poder y el honor en la construcción de las masculinidades

Intervención en el Curso "Memoria, Género y Derechos Humanos"



Fuente: 2006. Fernando P Ragone. POLICIAS (CON)CIUDADANOS. Manual de capacitación para las fuerzas policiales con perspectiva de derechos humanos. Una contribución al trabajo que la fuerza policial realiza en la incorporación  de los derechos humanos  como valor central  entre sus miembros. (Bajar pdf del texto completo en el vínculo)

Fragmento.

Presentación
... Existe un punto de intersección en el que todos los seres humanos somos precarios más allá de los derechos de ciudadanía que cada uno pueda ejercer en la desigual distribución de los mismos. Ese punto es la ‘sustituibilidad de los cuerpos’, un mecanismo del poder que convierte a las personas singulares en abstracciones que pueden desaparecer y dejar de existir sin que el sistema social se ponga en riesgo. La sustituibilidad de todos y cada uno de nosotros asegura el poder institucional. Intelectuales, activistas, funcionarios políticos, ejecutivos de grandes corporaciones, policías, todos son sustituibles sin que se produzcan perturbaciones en la dinámica institucional a largo plazo. Sin embargo, todos, como los policías, se vuelven insustituibles y singulares en el sufrimiento que la violencia de sus propias instituciones les produce, consecuencia de la distancia entre lo que desean ser, lo que deben ser y lo que efectivamente consiguen ser. El caso particular del cuerpo de los y las policías está atravesado por lo que les demanda la sociedad civil y el poder político por un lado, y los principios de la propia institución policial; la que no escapa a una lógica de ascenso social en la que operan los mismos mecanismos de corrupción institucional que existen en las corporaciones del poder político, de la academia o del mundo empresarial.

Las ideas recopiladas y presentadas en este manual buscan contribuir a un debate informado sobre la manera en que los y las policías puedan pensarse como seres únicos e insustituibles cargados de valor para sí mismos y la sociedad en que se desempeñan. Muchos prejuicios y también muchas ideas y actitudes de desconfianza bien fundadas, tuve oportunidad de conocer entre los grupos humanos que he venido mencionando. El personal policial por la especialidad de su función represiva en el Estado queda muchas veces atrapado –para la opinión del gran público poco informado– en visiones negativas producidas por la percepción pública de dobles pactos de la institución policial, por un lado con algunos sectores del poder político, y por otro con sectores del propio mundo delictual. Dobles pactos que persiguen la acumulación o la retención de poder por parte de algunas cúpulas policiales —también algunos funcionarios políticos— que van deslegitimando la propia institución social; ya que la única legitimidad de la Policía es la credibilidad que alcance frente a su comunidad más cercana. Es en este sentido que tanto la sociedad civil, como los especialistas, expertos e intelectuales, el poder político y los propios intelectuales orgánicos de la institución policial; están llamados a contribuir con la democratización de la institución con primordial objetivo de disminuir el sufrimiento que la propia violencia institucional les produce, requisito primario para cambiar la visión de su propio cuerpo singular, de su cuerpo institucional y de la relación de esos cuerpos con la ciudadanía cuando ejercen la ineludible función de represión, la que dimensionada y humanizada nada tendría que ver con el abuso de la fuerza y mucho menos de la autoridad. 

Cada institución humana ejerce mecanismos particulares sobre sus miembros para asegurar su sustitución sin que nada ocurra, en el caso de las y los policías, el mecanismo central y más poderoso es la ‘militarización’. Sin embargo existen muchos sentidos de militarización y muchos componentes que la constituyen. Discutirlos trasciende el honor, el poder y la construcción de una masculinidad escindida de los sentimientos; partes importantes del sentido de estar siendo un militar. Es precisamente el componente verticalista de la militarización, el que lleva a la distorsionada experiencia de la ‘obediencia debida’ entre jefes y subalternos; el que produce consecuencias no deseadas en el disciplinamiento y la administración interna de justicia de los sistemas de las fuerzas de seguridad que dejan a muchos de sus miembros desamparados frente al poder altamente discrecional de sus jefes, por un lado; y el que daña la relación de confianza entre las fuerzas de seguridad y la ciudadanía. Por otro lado, ese mismo componente verticalista a facilitado que las instituciones de policías fueran presas altamente eficientes y disciplinadas de diversos grupos de poder políticos a lo largo de la historia y de una historia bastante reciente en nuestro país, para la tarea de represión que hizo posible la instalación de políticas públicas imposibles sin la eficacia del ejercicio brutal del miedo y de la fuerza. Discutir esos sentidos de la militarización es imperativo para la democratización de la institución policial, una tarea que les excede a los propios policías en el sentido que no es factible solo con la elección voluntaria de sus miembros, ya que la seguridad excede la propia institución de policía. Democratización –es preciso aclarar– que nada tiene entonces que ver con la ‘sindicalización’ de las fuerzas que eventualmente podrían poner en peligro la eficacia de la función social de las mismas. 



Fragmento.
CAPÍTULO II 
CONSIDERACIONES PARA  UNA POLICIA DEMOCRÁTICA27 

Objetivo: Definir el marco de actuación de la institución policial en una sociedad democrática a partir de conceptualizaciones que permitan relacionar la prevención del delito, la seguridad y la historia policial, estableciendo criterios para la construcción de una policía orientada a un proceso de democratización interior.  

1.- Componentes de la militarización 
¿Cuál es el papel de la Policía en el gobierno de una sociedad democrática? 
La policía es una institución que evoluciona y se transforma a sí misma en el tiempo, a partir de su composición interna, de los jefes que la comandan, de su relación con el poder político y la sociedad en general, de las funciones que en cada época sus integrantes tienen y creen tener; en definitiva, de la mirada que sus propios miembros tienen de sí mismos como parte de la institución. Su transformación está íntimamente ligada al cambio que sufre la noción social de ‘seguridad’, y su contrapartida la ‘inseguridad’. En los primeros cincuenta años del siglo xx Salta evolucionó de la aldea a la ciudad moderna. Una parte de su ‘gente decente’ se modernizó también en la continuidad histórica de la construcción de hegemonía política, social, de usos y costumbres, de ciudadanía, de derechos; por parte del Estado; concomitantemente las clases subordinadas se adaptaron y reconstruyeron en un juego simultáneo sus usos y visiones del mundo. En su doble papel de dominador y dominado, la institución policial se adaptó y cambió. Entender ese cambio para poder visualizar lo que sería una policía moderna democrática hace necesario historizar la policía local28 y las concepciones que sobre la misma y la seguridad, tuvo el poder político hegemónico en el país en el siglo xx, sobre todo, en su segunda mitad, por la importancia que tuvieron sobre la institución policial los totalitarismos latinoamericanos de los setenta.  
La ideología de la sociedad estamental de salta y el país en los primeros cincuenta años —heredada de la época colonial— plasmada en la identidad y la jerarquía social; hacía del honor del género masculino una cuestión prevalente. Se sumaba la rígida lógica racial en la que las diferencias culturales definidas alrededor de la oposición barbarie-civilización; fueron los criterios primordiales para determinar el estatus de las personas.  Barbarie - civilización, honor masculino - militarización; son ideales concatenados en la estructura de la personalidad de los miembros de las instituciones de seguridad que hacen uso de la fuerza legítima del Estado. Se trata de una ideología de la cultura mediterránea europea importada con la colonia principalmente por los españoles conquistadores y reforzada luego por la gran masa de inmigración italiana de fines del siglo xix 
En esta ideología el honor tanto femenino como masculino tenía dos dimensiones, una natural y otra cultural: la dimensión natural de la masculinidad era el machismo, entendido como la capacidad de dominación. El valor, la virilidad, la autonomía y el don de mando eran las bases naturales del poder y del honor-predominancia en los hombres.  En su dimensión cultural, el honor-virtud masculino estribaba en la socialización de las cualidades naturales, esto es, en la capacidad de controlar los instintos y pasiones naturales por medio de la razón y la moral29 
Esta construcción de la masculinidad estructuraba las relaciones de autoridad y obediencia en las que abrevaron las leyes de policía y los rituales visibles e invisibles de sus miembros como códigos de pertenencia a la institución y como valores centrales en sus vidas: la legitimidad del uso del poder público — y privado—  quedó construida sobre un principio contradictorio: la autoridad legítima podía y debía ejercer el mando recurriendo por igual, tanto al consentimiento como a la fuerza física y simbólica. 
Con esa visión contradictoria del poder, en tanto uno de los componente de la masculinidad, el Estado propició en las instituciones que detentaron desde su nacimiento el uso legítimo de la fuerza, una militarización que vinculaba la reputación y el honor masculinos tanto al valor guerrero de la destrucción del 'enemigo interno y externo', como a la 'protección' y 'provisión' de cuidado de los propios, y por último al sentido de 'pertenecer' al grupo capaz de propiciar esos cuidados y detentar la fuerza física y simbólica como herramienta fundamental para proveerlos.