Surge una responsabilidad compartida: estar alertas frente a la desestabilización de la democracia. Y la certeza de una organización común para defenderse de un Estado que se volvió "cruel" para convertirse pronto en "terrorista".
Conversar con vecinos del contexto cotidiano, con familiares en la mesa del mediodía, los más jovenes de ellos; recibiendo la mirada favorable a la acción del gobierno en expresiones ..."quemaron un auto"..., ..."tiraban piedras"..., ..."les pegaban a los policías"... Me retrotrae a las exclamaciones setentistas de ciudadanos atemorizados por las desapariciones que ejercía, justamente, el mismo Estado, sin que pudieran en los primeros meses percibirlo con claridad. La frase ..."por algo será"... con los que muchos por entonces se explicaban la desaparición de vecinos, se me confunde con estas otras de la semana pasada. ..."Quemaron un auto"... son terroristas, instalan los medios. ..."Por algo será"... Andan en cosas raras, son terroristas, instalaban los medios del discurso estatal.
Asi desapareció en Salta, el ex Gobernador Miguel Ragone y más de doscientos ciudadanos comprometidos con la justicia social. Como los más de treinta que pusieron presos en el contexto del debate de la Ley que busca entregar el Estado a las economías concentradas del poder mundial.
Durante la primera década de este siglo, desde el dos mil en adelante y sobre todo luego de la conquista de un estado popular en 2003, se hizo posible teorizar desde las ciencias sociales lo que fue la dictadura argentina: las condiciones que la hicieron posible y los estragos que produjo en el tejido social. Teorización concomitante a los discursos de verdad que iban produciendo al mismo tiempo los juicios de lesa humanidad por la violencia policial, militar y empresarial de los setenta. Entre muchísimas obras, cito la de Mariana Caviglia (2006). Ella buscaba dar respuestas a cerca de las cosas que hizo posible el surgimiento, la implantación y las consecuencias de la última dictadura en Argentina, enfocando la vida cotidiana de la gente corriente, no las grandes estructuras de la historia.
La vida cotidiana de la gente corriente, como la de los jovenes de mi familia, o mis vecinos cotidianos, es lo que me conecta a ese mismo pasado de violencia política setentista, desde los acontecimientos de estos días, de esta época que se va perfilando más clara en la primera mitad del año del nuevo gobierno elegido por los argentinos cansados de la deuda externa, la pobreza endémica y la corrupción dirigencial.
Caviglia y yo con ella, sostenía que no se trató de una sociedad cómplice de la dictadura, sino de una sociedad fragmentada y paralizada por el miedo. La de los setenta, fue una sociedad de ciudadanos que no pudieron en los primeros años entender con claridad lo que estaba emergiendo como dispositivo disciplinar: las desapariciones. De manera parecida, en estos primeros seis meses del nuevo gobierno, una gran parte de la sociedad no encuentra aún las maneras de entender la violencia del estado a la que es sometida a diario. El concepto de "Crueldad del Estado",que empieza a teorizarse como herramienta para explicar el proceso, resulta esclarecedor de los primeros momentos del dispositivo represivo.
Si bien hay muchos que aún sostienen que hace falta más tiempo para que el nuevo gobierno organice la economía, eluden asumir la debacle de sus propias economías y se niegan a registrar las cada vez más precarias condiciones de seguridad en que se vive.
La represión frente al Congreso en momentos que se trataba la Ley Ómnibus ha sido nada más ni nada menos que una de las armas del Estado para construir el dispositivo de ordenamiento y paralización a partir del MIEDO. Como en los setenta las desapariciones. En un artículo de la revista Anfibia de este mes, los jovenes autores Ortega y Gui, esbozan explicaciones en torno al funcionamiento del miedo en los artefactos de las policías comandadas por el Ministerio de Seguridad de la Nación.
A partir de obsrvaciones el dia de la represión frnte al congrso y de los relatos posteriores de los presos liberados, los autores refelxionan a cerca del miedo entre los detenidos como medida ejemplar para una sociedad atónita entre el discruso de la libertad qeu problama el mismo estado que reprime para hacer posible las políticas de ajuste.
La represión va configurando una resistencia política, dicen ..."En la represión sentimos miedo porque la escena abre historias pasadas de asociación: las de un dolor, las de un país. En ese momento el miedo es inevitable y se expresa como pánico o, en el mejor de los casos, se lo asume con alegre rebeldía. Pero el miedo, puesto en lo comunitario, se torna fuerza vinculante mediante la percepción del riesgo compartido"... Y citan a Rodolfo Walsh para poner el foco sobre la responsabilidad del estado a partir de la represión y su consecuente ruptura del entramado social para ejercer un tipo de gobierno de exclusión. "Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia porque movilizarse restituye sobre nuestros cuerpos la condición de sujetos políticos y la historicidad que ella porta"... decía Walsh en los setenta.
Y los jovenes autores continúan ..."la represión penetra en los poros de una sociedad crecientemente distanciada de sí misma, insiste con la violencia de las detenciones, en las conversaciones que se tejen las jornadas posteriores mientras se reclama la liberación de familiares, amigos, compañeros, en el asedio digital que insiste en las redes contra todo pronunciamiento de defensa de la democracia. De esa democracia devaluada en la pauperización de la vida, menospreciada en la conversación pública, traicionada en las roscas palaciegas, pero democracia a fin de cuentas que supimos conseguir"...
Con ellos, concito la idea a sobre los caminos de la resistencia política. Y el momento en que la sociedad logra la inmunidad necesaria para pararse frente a la atrocidad. Y es a partir de la represión frente al Congreso, junto a decenas de hechos violentos por diversidad de instituciones del Estado en pasados seis meses, que surge una responsabilidad compartida: estar alertas frente a la desestabilización de la democracia. "Terrorismo", "golpe de Estado", "sedición"; forman parte de la lengua herida de la democracia. Con esos conceptos se pudo hacer vivible e inteligible varios años después de los setenta, la vinolencia desatada por el estado sobre los ciudadanos a los que debía proteger. Por tanto, no es posible des responsabilizarse de los efectos que su distorsión y banalización puedan desatar. A partir de represiones que parecieran aisladas pero son recurrentes, el Estado genera los mecanismos para disciplinar, paralizar e impedir cualquier forma de protesta. E imponer un régimen de exclusión y concentración de la riqueza. Como en la dictadura de los setenta.
Es a partir de la represión frente al Congreso, que va surgiendo la certeza de una organización común para defenderse de un Estado que se volvió "cruel". Esa ideología de la crueldad nutrida de autoritarismos sociales crecientes, en correlato con el castigo descarnado en las cárceles y en las condiciones de detención tan de moda en el régimen de Bukele en El Salvador.
Es a partir de la represión y de la crueldad disciplinadora que el Estado se irá volviendo "terrorista" -como en los setenta- en el ejercicio de los mecanismos para reprimir la protesta e imponer la concentración económica y la exclusión. Sin embargo, empieza a surgir cierta certeza de la potencia de una organización común para defenderse.
..."Socializar esos residuos que el miedo deja en el cuerpo [de los presos en las afueras del Congreso] puede ser un paso para recomponer el nosotros, a contramano del terror que anula su posibilidad"... Como sí logró anularla el disciplinamiento desaparecedor del Estado en los setenta.
Bibliografía
Caviglia, Mariana. 2006. Vivir a oscuras. Escenas cotidianasdurante la dictadura. Editorial Aguilar, Buenos Aires.
Ortega, Sebastián N y Sol Verónica Gui. 2024-06-18. Revista Anfibia. "Seis días en cana". En https://www.revistaanfibia.com/seis-dias-en-cana-detenidos-ley-bases/
No hay comentarios:
Publicar un comentario