En el marco del Abril Cultural Salteño, el Colegio de Escribanos de Salta fue el escenario de un encuentro memorable. David, acompañado de su hijo Iván, nos transportó a través del tiempo en el patio recuperado de una antigua casona, cuyas paredes inmaculadas resonaban con la historia. Bajo la luz blanca y moderna, las palabras de David sobre Jacobo tejieron un puente hacia la "Salta de antes", aquella evocada con nostalgia por las abuelas y no tan abuelas presentes. Con un dejo de distinción que marcaba su pertenencia a la pequeña Salta de mediados del siglo XX, el público se sumergió en la atmósfera de una época dorada. David, al compartir su propia vivencia y la de Jacobo, hizo presente la memoria de una generación de poetas que moldearon la identidad cultural salteña, convirtiendo esas horas compartidas en un acto conmemorativo de nuestras raíces.
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David Soldky - Jacobo Regen poetas (y viceversa) |
A través de la evocadora narración de David Slodky, emerge una semblanza íntima y admirativa del poeta salteño Jacobo Regen. Slodky nos introduce a Regen no solo como un escritor de profunda sensibilidad, sino como una figura arraigada a un paisaje y una historia particular, marcada por la influencia familiar y los encuentros significativos.
Slodky inicia su
relato contextualizando el encuentro que propició estas reflexiones sobre
Regen, mencionando una conversación con Roberto Salvatierra sobre la
presentación de la obra del poeta. Desde el principio, se percibe la intención
de Slodky de ofrecer una visión multifacética de Regen, abarcando tanto su
poesía como la impactante Carta De Los Colonos Judíos del Chaco, donde su padre
fue maestro. Esta conexión familiar y la mención de la escritura en ídish,
traducida al romance antes del nacismo, enfocan la rica herencia cultural que
permeó la vida y obra de Regen.
La descripción física
de Jacobo, tal como la recuerda Slodky, lo presenta como alguien cuya presencia
trasciende lo puramente terrenal: "Jacobo físicamente está con
nosotros, [ ] en Salta hay un ángel que se desliza por sus calles, que está
casi siempre de sus noches". Esta imagen angelical, recurrente a
lo largo de la exposición de Slodky, se convierte en un leitmotiv para
comprender la esencia del poeta. Slodky cita la opinión de muchos que
consideran a Regen la "poesía más representativa de su generación en el
país".
Slodky establece un
vínculo entre la poesía de Regen y la reflexión de Franz Kafka sobre la
dificultad de vivir y la capacidad del artista para encontrar belleza incluso
en las ruinas. Esta analogía sugiere la profundidad y la capacidad de Regen
para trascender el dolor a través de su arte. La irrupción de Jacobo Regen en
el panorama poético salteño es destacada a través de la opinión de Raúl Aráoz
Anzoátegui en 1963, quien vislumbró en Regen una "extraordinaria
lucidez" y lo describió como "el más desacido de la felicidad
visible, el más personal y puro, el que mueve con más justeza las
palabras". Estas palabras tempranas ya anunciaban la singularidad de
la voz poética de Regen.
La publicación de su
plaqueta "Seis poemas", que contenía siete, y su primer libro,
"Canción del Ángel", marcan hitos importantes en su trayectoria.
Slodky menciona el reconocimiento temprano, como el del jurado Antonio Requeni
en Tucumán en 1965, quien calificó los poemas de "Canción del Ángel"
como reveladores de "uno de los temperamentos más originales y
poderosamente líricos de la actual poesía salteña". Este respaldo de
figuras literarias consagradas subraya la calidad y el impacto inicial de la
obra de Regen. Posteriormente, en 1971, "El Escudo" publicó palabras
elogiosas sobre su obra, destacando su voz "sin parentes de literarios
y levantada con grande y atmosférico acontecimiento en este pueblo de
geografía".
Slodky profundiza en
las características distintivas de la poesía de Regen, citando a Carlos Di
Pasquale, quien veía en su obra la llave para penetrar en los fundamentos de su
ser. Esta interpenetración de vida y poesía es un aspecto central que Slodky explora.
Él mismo realizó un homenaje radial a Regen, descubriendo la adolescencia y
juventud del poeta a través de su primer libro, lo cual fue recibido con agrado
por el propio Regen. La anécdota de la escultura "El poeta" de
Roberto Mayashi en la casa de Regen refuerza la idea de que la poesía era la
esencia de su ser.
La figura materna,
Clara Spal, emerge como una influencia crucial en la formación poética de
Jacobo. Slodky se pregunta sobre el origen de este poeta en Salta y encuentra
la respuesta en su madre, una gran lectora de poesía alemana y de otras
lenguas, que introdujo a su hijo a textos fundamentales. El apellido de la
madre, Spal ("brecha" en alemán), es interpretado por Slodky como la
vía por donde la "bendita lluvia" de la poesía llegó al espíritu de
Jacobo, mientras que Regen ("lluvia" en alemán) complementa esta
imagen. La madre no solo leía, sino que también traducía y compartía con su
hijo textos inmortales de la literatura, fomentando en él un profundo amor por
la poesía. La descripción de Clara cantando melodiosamente canciones con letras
de Schiller, Goethe y otros autores, acompañada por su esposo Samuel en la
mandolina, pinta un cuadro de un hogar imbuido de arte y sensibilidad. La
profunda conexión entre Jacobo y su madre se revela en el poema que escribió
tras su muerte, considerado por Slodky como "uno de los grandes poemas
de la literatura hispanoamericana".
El paisaje de Campo
Quijano también se presenta como un factor fundamental en la formación de
Regen. Este "recóndito lugar del mundo" no solo ofrecía una belleza
natural, sino también un paisaje humano particular, marcado por la presencia de
la familia de artistas Dávalos y otras figuras singulares. La relación de Regen
con don Juan Carlos Dávalos, el patriarca de esta familia, fue especialmente
significativa, llena de anécdotas y enseñanzas poéticas y vitales. Slodky
destaca la "casi devoción" que Regen sentía por Dávalos.
Las primeras
incursiones poéticas de Regen se dieron en su casa en Salta, impulsadas por su
madre, don Juan Carlos y profesores como Jorge Wálter Méndez. Las visitas a la
casa de Dávalos, junto a otros jóvenes interesados en la poesía, son recordadas
como momentos importantes en su desarrollo.
Slodky reflexiona
sobre la cualidad conmovedora de la poesía de Regen, tanto para grandes poetas
como para lectores con poca familiaridad con la literatura. Menciona haber
encontrado comentarios de lectores anónimos en internet que expresan una
profunda conexión con sus poemas. A través de estos testimonios, se evidencia
la capacidad de la poesía de Regen para resonar en lo más profundo del ser
humano, abordando temas universales como el dolor, la soledad, la nostalgia y
el amor perdido. Slodky destaca el "trabajo inconmensurable con la
palabra" de Regen, su "fe en la palabra" y la "absoluta
autenticidad del tallado" de sus versos.
A pesar de la aparente
desolación que a veces se percibe en su poesía, Slodky subraya el humor y la
sabiduría que emanaban de la persona de Jacobo Regen. Comparte anécdotas que
ilustran su humor refinado y su capacidad para sorprender con comentarios
ingeniosos, incluso en momentos difíciles. El relato de su encuentro con la
policía durante la dictadura y su ingeniosa respuesta demuestran esta faceta de
su personalidad.
Slodky también dedica
un espacio a mencionar la importancia de Margarita Ferrari en la vida de Regen,
describiéndola como una de las mujeres que más amó. La relación entre el poeta
y la profesora de literatura francesa es presentada como un vínculo profundo y
significativo, incluso en sus últimos años. Se comparten los poemas que ambos
se dedicaron mutuamente, revelando la ternura y el amor que compartieron.
Finalmente, Slodky
concluye su semblanza leyendo parcialmente el poema "Intemperie final o
lumbre", destacando la perdurabilidad de la poesía de Regen. Comparte una
anécdota personal sobre su descubrimiento de la poesía de Julio César Sántos, prologado
por Regen, y el impacto que tuvo en él, llevándolo a organizar un homenaje.
Relata con humor la noche de la presentación del homenaje, la presencia de
Regen en estado de ebriedad y su inesperada y maravillosa recitación.
Slodky culmina
compartiendo más anécdotas, incluyendo la dedicatoria de un libro de Sántos y
recuerdos de encuentros con Regen, Margarita Ferrari y el pintor José Pipo
Ferrari. Menciona la profunda conexión que él mismo tuvo con la poesía de Regen
desde temprana edad, citando cómo algunos de sus poemas influyeron en sus
propios escritos juveniles. La mención de la energía dedicada a la memoria de
José Pipo Ferrari y la lectura de un poema dedicado a él resaltan la red de
afectos y admiración que rodeaba a Jacobo Regen.
En su conjunto, la
narración de David Slodky construye un retrato vívido y entrañable de Jacobo
Regen, un poeta profundamente arraigado a su tierra, marcado por la influencia
de su familia y sus afectos, poseedor de una voz poética única y conmovedora, y
dotado de un humor inesperado y una sabiduría profunda. Su legado perdura en
sus versos, que continúan resonando en aquellos que se acercan a su obra.
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