- El lugar de los hombres en la economía doméstica, la forma en que se dan las relaciones entre hombres y mujeres en el hogar.
- La forma en que se constituye un padre
- La sociabilidad masculina. Surgen trabajos sobre formas de diversión, sobre deportes, se intenta explicar que pasa con los hombres cuando se encuentran con otros hombres.
- El cuerpo, la reproducción y el erotismo
Seminario Masculinidades
Dictado por Gustavo Blazquez
En el Departamento de Posgrado de la U N Sa
Octubre de 2006
Notas
personales
Entrega
trabajo final.
El
primero de abril de 2007, en Posgrado.
Consignas.
Trabajo
a partir de lectura bibliográfica, que implique un problema empírico a partir
del cual se esté involucrado. Como objeto empírico cada uno puede tomar el que
le sea útil.
No
se busca una reflexión personal a cerca de un tema, sino un desarrollo a
partir de una cuestión realmente empírica, usando la bibliografía para
discutirlo.
Extensión:
entre 15 y 20 páginas.
Nota:
indagar sobre el programa español encontrado en Internet que habla sobre el
macho español. Se llama ‘El Show de la Comedia’.
30 de Octubre 2006.
Gustavo
comienza con una actividad para construir un mapa de las representaciones que
Posteriormente a la construcción de este mapa, reflexiona: ¿Cuántos hombres y
mujeres hay que incorporan realmente todas las categorías mencionadas por
ustedes?
Publico:
se dice que hay diferencias entre sexo y género y entre deseo e imposición.
Gustavo
señala que el cuerpo aparece en estas representaciones solo como partes,
fragmentado. Y luego se desplaza a preguntar por la relación del cuerpo con la
ley, que no estuvo presente entre las categorizaciones mencionadas en el
ejercicio. Públicamente el Estado es el garante de la identidad y dice quién
es hombre y quién es mujer, lo que queda plasmado en el DNI. Gustavo dice que
si se prestó poca atención a lo que está diciendo la ley, es porque se lo
tiene naturalizado. Se da por sentado la relación entre la ley y el cuerpo y
la identidad, y se construyen tautologías (se repite un mismo pensamiento de
distintas formas). Gustavo afirma que si ser hombre y mujer es en realidad
como lo acabamos de construir en el ejercicio, la vida de las travestis serían
muy fáciles.
Esta es la actividad que comienza desarrollando
Gustavo.
Pide
a cada uno de los presentes que responda a cuatro interrogantes y va anotando
los conceptos en el pizarrón, arma un mapa conceptual.
1.-
¿Qué hay que tener para ser un hombre?
2.-
¿Qué no le puede faltar a un hombre?
3.-
¿Qué hay que tener para ser una mujer?
4.-
¿Qué no le puede faltar a una mujer?
Qué hay que tener para ser un hombre
|
Qué no le puede faltar a un hombre
|
Qué hay que tener para ser una mujer
|
Qué no le puede faltar a una mujer
|
Amantes
Alguna
conducta que diferencie
Pene
Sentirse
hombre
Sensibilidad
Sexualidad
no dudosa
Papá
y mamá o imagen de ellos
Tiempo
para charlar
Deseo
erótico – sexual
Identidad
masculina y estar conforme
|
Capacidad
de poner el hombro
Ternura
Poder
Madre
que lo consienta
Coraje
Conexión
cuerpo – emociones
Deseo
de serlo
|
Fuerza
Capacidad
Familia
Seducción
Papá,
mamá o imagen de ellos
Deseo
de querer serlo
No
querer ser hombre
Madre
y esposa
|
Sabiduría
Capacidad
intuitiva y administrativa
Capacidad
de lucha
Búsqueda
de justicia
Subir
las bolas al hombro: coraje
Conexión
cuerpo – emociones
Querer
serlo
|
Gustavo aclara sobre su metodología explicando que
las preguntas que hizo son tramposas porque lo que busca es generar disenso
para debatir. Pregunta si lo social y lo individual están tan separados en
realidad. Niega la idea difundida por ciertas corrientes de ciencias sociales,
sobre el ser humano como una unidad bio-psico-social. Afirma que la sociedad
no es un conjunto de psiquis estructuradas, ni un modelo estratigráfico.
Gustavo dice que cuando vemos a un hombre y lo
definimos como tal, estamos visualizando una performance. Esa performance es
justamente lo que a la ley no le importa
para decir que una persona es hombre o mujer. Las interacciones cotidianas son
siempre un supuesto. Porque la certeza absoluta de quién es hombre o mujer se
basa en saber si se tiene pene o no, y la interacción con el otro/a se da
siempre en base a esa suposición. Cuando queremos empezar a discutir el
supuesto, cuesta mucho conseguir acuerdos.
Hay que tener cuidad con este supuesto tan
introyectado o no se prodrá investigar en el ámbito de las sexualidades y el
género.
A continuación gustavo discute algunos conceptos de
algunos investigadores.
Respecto de las hormonas.
Dice que tenemos una perspectiva del cuerpo centrada
en los adultos, que los niños serían ‘incapaces’, y que esto es una debilidad
de las ciencias sociales. El derecho también sería adultocéntrico porque ve en
los menores una incapacidad transitoria.
A Gustavo le interesa que discutamos los supuestos
del sentido común.
Mostrar el carácter natural de la homosexualidad a
partir del carácter natural de la practica, es una manera de continuar la
división naturaleza – cultura.
El paradigma de nuestro pensamiento en torno al
sexo, es que está determinado biológicamente. Desde ahí se piensa la
bipolaridad y la masculinidad. Se trata de un paradigma bipolar porque desde
la hegemonía biológica los sexos son dos. Este paradigma es una construcción
científica, porque es la lectura que la ciencia hace de lo biológico lo que
construye el mundo en machos y hembras. No quiere decir que la biología sea
así. Es esta separación dicotómica fundante, dotada de realidad, naturalizada
por el efecto de la ciencia, lo que produce que en la realidad aparezcan solo
machos y solo hembras.
El mundo de lo biológico puede construir otros
modelos no dicotomizados, modelos de ambigüedad genérica para explicar lo
sexual.
Existen organismos biológicos que pasan de hembras a
machos. Son explicados por modelos de ambigüedad.
¿Quién dice que el cuerpo termina en la piel, cuando
tenemos prótesis, como relojes y lentes?
¿Cuál es el sexo biológico? Hay momentos de
indeferenciación.
Para Gustavo esta pregunta tenía un carácter
filosófico, para sus compañeros generacionales era una obviedad. Esto es útil
para pensar sobre porqué existe tanta desconfianza en la política.
Las pautas sociales moralizan el concepto de
‘normalidad’.
Sobre el paradigma bipolar en la naturaleza, se
puede leer a las biólogas feministas.
La descripción modélica de un óvulo quieto con un
espermatozoide en movimiento en la fecundación, es una descripción que no
coincide con la realidad, donde las dos células tienen que ser activas. Y esta
es una cuestión que tampoco puede equipararse al acto sexual. En esta
representación de la fecundación se puede ver el carácter preformativo de los
discursos científicos y de todo tipo en torno al sexo. Una performance que va
construyendo realidad.
Generizar y sexualizar a seres y entes que no los
tienen, sugiere el poder de la función del género en la cultura. Es una
cuestión que penetra hondo en todas las representaciones culturales, el
género.
La naturaleza puede mostrar todo lo que se nos
ocurra porque no significa en si, sino que somos nosotros los que la hacemos
significar. La naturaleza es más diversa aún que nuestra propia capacidad
humana para imaginarla. No funda, sino que es fundada como fundamento. Se
termina transformando la naturaleza y lo universal en la misma cosa.
(Ver aquí el ejemplo de las bacterias sexuadas)
Es necesario discutir el modelo binario con que las
ciencias naturales explican el mundo. ¿Qué parte de la biología es la que está
determinada? El sexo cromosómico, ó el gonadal, ó el anatómico, ó las
cuestiones ligadas a lo corporal y a los caracteres sexuales secundarios? Hay
que preguntarse de qué sexo hablamos cuando pensamos en el sexo del género.
Pareciera que lo que determina al sexo es lo que
determina al macho de la especie. Por ejemplo, el carácter ‘y’ en el par
cromosómico sexual, ya que en este se encuentra el gen que determina la
generación de los testículos.
La idea que se tiene de los esteroides y su
importancia en el funcionamiento sexual es restrictiva, porque controlan y
regulan funcionas más allá del sexo, como la presión arterial, por ejemplo. Y
los esteroides no tienen siempre un mismo nivel, ya que varían en el ciclo
vital de un organismo. Conclusión: los esteroides sexuales no determinan el
sexo. Los esteroides ‘no son tan sexuales’.
La cuestión se complejiza si nos desplazamos de este
plano ‘carnal’ a la cultura, al ámbito del erotismo y del deseo.
La principal mentira para someter a las mujeres es
la del ‘reloj biológico’. Primero porque actualmente madre se puede ser a
cualquier edad, y porque ser mujer ni implica necesariamente tener que parir
hijos.
El género
El género nos hace y nos deshace. Es la idea en la
obra de Judith Butler.
A continuación se
produce una discusión sobre las diferencias entre la maternidad y la
procreación biológica.
La discapacidad está inscripta en un par cromosómico
en una estructura familiar?, termina preguntando Gustavo. Acaso una madre que
tiene un hijo que no es dawn, no puede hacer de él un ‘discapacitado’?
Las ciencias sociales parten del supuesto que nada
de lo humano está determinado biológicamente. Nunca se piensa la determinación
de lo cultural a lo biológico, sino al revés. Para avanzar en una nueva
dirección, nos podemos preguntar qué pasa hoy con la degradación ambiental.
Los invito a sospechar de las nociones neutras de la
biología. La biología que parece una sola, son muchas. Es cierto que hay
diferencias biológicas y que los humanos tienden al dimorfismo sexual, pero lo
que escapa al dimorfismo no el patológico.
Por ejemplo, la tiroides es importante en la
regulación y el funcionamiento biológico del sexo y no se las considera de ese
modo. La crítica a la historia de la endocrinología muestra el esfuerzo por
mantener el modelo bipolar de la biología. Este modelo tiene un carácter
hegemónico en la ciencia biológica porque,
1.- no permite el surgimiento de
otros modelos a cerca de la diferencia biológica. Aunque existen, no se usan
para pensar las diferencias.
2.- se piensa en término de normal
– anormal, y sería muy diferente pensar en término de biodiversidad. De
distintas formas biológicas que aparecen y forman parte de la especie.
Si se impone otro modelo a este modelo dual, los
estudios de parentesco desaparecen. Aquí sobreviene una crítica a la
antropología de Levy-Starauss.
Se ha visto al deporte como un campo de batalla,
durante la guerra fría. Después de esta etapa pasa a ser considerado como una
cuestión estética. Van surgiendo las terapias de reconversión del sexo, y el
uso de esteroides, en los fisiculturistas, por ejemplo, para el manejo del
cuerpo.
Es importante centrarse en los pasos que el modelo
biológico va dando, en doble sentido. Se trata de una dirección que lleva del
‘comportamiento’ al ‘rol’.
El paradigma de la sociobiología intenta explicar lo
cultural a partir de lo biológico. (por ejemplo ver Wilson). Este autor
estudia los insectos y de ellos pretende inferir lo humano.
En la psicobiología pasa lo mismo. Se trata de
encontrar la base genética que determina tal o cual conducta. Parten de una
dirección que va de un comportamiento, a la identidad y al gen.
Estos paradigmas dejan de lado la existencia del
lenguaje entre los seres humanos y su capacidad de reconstruir el mundo.
Miércoles
01 de Octubre
Género performativo
La idea que el género es preformativo no está solo
en Butler. También en Bourdieu, en La Dominación Masculina. Hablan sobre la
manera en que se va biologizando lo social y socializando lo biológico. Si los
cuerpos biológicos están determinados, la fisonomía es algo producido
socialmente. Hay fenotipos leídos como bellos y otros feos, por ejemplo, los
ojos claros.
Si pensamos en el psicoanálisis como teoría del
sujeto, concluimos que toda la sexualidad produce al sujeto.
Si lo biológico preexiste, cobra sentido solo
después de una lectura cultural.
Existe un vocabulario básico actualmente para hablar
sobre las masculinidades.
Sexo: se
refiere a los caracteres sexuales primarios y secundarios; pero también al
acto copulativo.
Género: es
exagerado dar una definición. Es preciso pensarlo como una práctica, un hacer
y no algo sustantivo.
Identidad de género:
es el sentimiento que un individuo tiene a cerca de su ser hombre o ser mujer.
Roles de género:
es el conjunto de expetativas prescritas sobre lo que en una sociedad se
espera que haga un hombre y que haga una mujer.
Identidad sexual:
es la relación que existe entre el género y las prácticas sexuales, o con el
comportamiento erótico de una persona. No tiene que ver con los genitales.
Identidad de rol de
género: es la correlación entre lo que el sujeto siente, la forma en
que se ve a si mismo, y su participación en sentimientos y sentidos que se
corresponden a su rol de género. Hay identidad cuando el sujeto se identifica
con los modelos instituidos de roles de género.
Todas estas categorías se usan en discusiones de
políticas públicas.
Los hombres
El estudio de los hombres como sujetos sexuados se
introduce en la antropología a partir de los estudios de Margaret Mead y de
Malinowski.
Citamos Sexo y Represión en la Sociedad Primitiva
(Malinowski, 1935); y Macho y Hembra, un estudio sexual en un mundo cambiante
(Mead, 1945)
Estos estudios se retoman en los años sesenta con
los estudios sobre mujeres, hechos por mujeres. Están desde esa época
influenciados por el feminismo. Años después surgen los estudios de género que
enfocan la relación entre varones y mujeres. Empieza así a tematizarse el
plano doméstico, lo que actualmente tiene una gran incidencia en cuestiones de
la Salud. Tradicionalmente la antropología británica no había estudiado la
vida al interior de la unidad doméstica.
Con esta misma perspectiva se tematiza también la
dominación masculina. Al comienzo, por los sesenta y setenta, todos estos
estudios asumen la dominación masculina como universal y por lo tanto natural.
Es Bourdieu, avanzados los sesenta, quien por primera vez va a deconstruir la
cuestión de la dominación como un tema natural, demostrando que es social.
Las antropólogas feministas van a contestar los
trabajos donde la dominación masculina parece como universal y natural, a la
vez que las historiadoras empiezan a evidenciar las resistencias de las
mujeres en la historia[1]. Introducen en el debate, que las
mujeres no han sido siempre sujetos pasivos de la historia, sino que han
establecido vínculos con otras mujeres.
Por estos años sesenta y setenta surge también el
interés por estudiar el erotismo y la sexualidad. Se empiezan a estudiar las
‘sexualidades desviadas’. En primer lugar la homosexualidad masculina y lo que
se denomina desde esos años, el ‘tercer género’: los berdaches y los
travestismos. En los ’80, estos estudios se diversifican también al interés
por enfocar a los hombres como objeto de estudio, en cuanto a su constitución
como tales en la sociedad. Si hasta entonces la antropología clásica había
hablado de los hombres en tanto varones, el foco estaba puesto en la vida
política de los mismos, pero no en los procesos sociales que los construye
como tales.
Es en los ’80 cuando aparecen los ‘mens studies’. Se
trata de una crítica a la simplificación del punto de vista masculino como si
fuera único. Pero no prestaban atención a la diversidad de masculinidades
existentes. Existe una tradición antropológica de de estudios sobre hombres.
Tradición antropológica de mens sutudies:
1.- los del área mediterránea. Marruecos y todos los
árabes alrededor del Mediterráneo. Encarados en su mayoría por antropólogos
británicos. Bourdieu hace ahí muchos trabajos de campo relacionados al mundo
campesino. Es en estos estudios que surge la idea de honor – honra – vergüenza
en torno a las masculinidades hegemónicas. La crítica principal que recibieron
fue la regionalización específica, en contra de una apertura a la
universalidad de los hombres.
2.- los del campesinado latinoamericano. Son
estudios anteriores a los mens studies. Ente éstos se puede citar como
paradigma al de Oscar Lewis y su estudio de la pobreza como una cuestión
cultural, en Los Hijos de Sánchez. Se ve la diversidad de masculinidades que
se juegan, en todos estos estudios. Se trata también de estudios bien
localizados geográficamente.
3.- estudios postcoloniales de Nueva Guinea, en
África. En esta región geográfica se estudió la homosexualidad ritual. Se
trata de una idea en torno al semen, la posición de una cantidad limitada en
la vida de un hombre y la vehiculización por su intermedio de una fuerza vital
que el hombre debe proteger. Su teoría sobre el semen es similar a la que
tenemos en la cultura occidental sobre los óvulos de la mujer y su producción
limitada en la vida. En la cultura de Nueva Guinea la homosexualidad está prohibida
fuera de los rituales de iniciación, en este sentido es comparable a la
homosexualidad de la cultura griega. La homosexualidad ritual coloca en
discusión si es pertinente o no llamar homosexualidad a esas prácticas
sexuales entre varones de Nueva Guinea.
Es un momento de la antropología donde surgen
espacios geográficos de especialización. En la región del Amazonas,
Latinoamérica, surgen estudios sobre parentesco y matrimonio.
En los estudios clásicos de la antropología se
estudiaba los rituales de iniciación masculina, el machismo y el humor, antes
del surgimiento de los mens studies.
4.- los News Mens Hows (movimientos de nuevos
hombres) surgen en EEUU hacia los ’90. Por entonces se publica en EEUU, un
libro denominado ‘Iron Man’ (Juan Acero) que tiene un fuerte impacto social, y
que propone a los hombres volver a encontrarse como hombres recuperando la
sensibilidad masculina, a ser nuevamente osos, a volver a la naturaleza. Fue
escrito por un poeta que pretende fundar otra masculinidad. Es una década
donde aparecen los campamentos de hombres. Los dibujos animados expresan estos
campamentos en los medios.
Los movimientos de los nuevos hombres fortalecen el
campo de estudio de los mans sutiles, los que por entonces se vuelcan a
tópicos como:
Ya en la década del ochenta todos estos temas se
venían estudiando pero no con una visión de género.
David Gilmore, en su libro ‘Hacerse hombre’
publicado en 1990, resume los estudios de masculinidades realizados hasta el
momento. Para este auto, ‘hombre’ es una categoría que no está en discusión.
Es adultocéntrico y funcionalista. Estudia todo lo que les pasa a los hombres.
Recupera etnografías. En ningún momento hace relación a la tradición feminista
de los estudios de género. Estudia a los hombres por fuera del paradigma del
género.
Después de los ’90 se piensa a los hombres desde una
teoría del género. Si antes se estudiaba a ‘los hombres’, desde entonces se
estudian ‘las masculinidades’. Se piensa en la multiplicidad de identidades y
a la masculinidad como una condición identitaria, como una experiencia. Como
condicionamiento y como una facultad. Se la considera como una punto de vista,
desde donde se observa la realidad, y como se es visto por el entorno social.
Foucault diría: el poder de ver, hacerse ver y de estar. Se focaliza el fuerte
trabajo expresivo que tienen las masculinidades: el hombre debe ser fuerte
haciendo de hombre, alguien tímido puede ser hombre, pero se lo considera malo
haciendo de hombre. Hay que ser bueno performateado como hombre. Sobreviene la
posibilidad del ‘miedo escénico’, porque si todo tiene que ser puesto a
prueba, se puede fracasar en el intento preformativo.
La masculinidad supone una relación con el cuerpo. A
veces se torna negativa para el mismo hombre, como la resistencia a hacerse un
diagnósito de cáncer, por ejemplo. Hay que pensar en el distanciamiento y en
el desconocimiento que tiene que tener el ‘macho’ con su cuerpo. ¿Qué pasa
entonces con el trabajo en términos de seguridad laboral?
Por otro lado hay que considerar el racismo
feminista, que considera a los hombres como victimarios de las mujeres.
Cuestión sobre la que los mens sutidies se opondrían radicalmente. Esta
tensión de enfoques e intereses desde la academia, es importante a la hora de
considerar la discusión de políticas públicas. No tiene que ver con negar el
machismo.
Es necesario ver las posturas corporales. Descubrir
otras poéticas de la masculinidad. ¿Qué formas de entrelazarse socialmente hay
entre los cuerpos masculinos? No todas tienen el mismo sentido.
El hecho de exhibir una buena barriga tiene que ver
con otra poética de masculinidad. Que se contrapone a la actual hegemonía
aparente del modelo de ‘metrosexual’.
[1] Se puede ver La Vida Frágil (o fácil) de Arlete Farge. Sobre
la resistencia de las mujeres en el siglo xviii