lunes, 30 de octubre de 2006

Seminario Masculinidades


    Seminario Masculinidades
    Dictado por Gustavo Blazquez
    En el Departamento de Posgrado de la U N Sa
    Octubre de 2006


    Notas personales


    Entrega trabajo final.
    El primero de abril de 2007, en Posgrado.

    Consignas.
    Trabajo a partir de lectura bibliográfica, que implique un problema empírico a partir del cual se esté involucrado. Como objeto empírico cada uno puede tomar el que le sea útil.
    No se busca una reflexión personal a cerca de un tema, sino un desarrollo a partir de una cuestión realmente empírica, usando la bibliografía para discutirlo.
    Extensión: entre 15 y 20 páginas.

    Nota: indagar sobre el programa español encontrado en Internet que habla sobre el macho español. Se llama ‘El Show de la Comedia’.


    30 de Octubre 2006.

    Gustavo comienza con una actividad para construir un mapa de las representaciones que Posteriormente a la construcción de este mapa, reflexiona: ¿Cuántos hombres y mujeres hay que incorporan realmente todas las categorías mencionadas por ustedes?

    Publico: se dice que hay diferencias entre sexo y género y entre deseo e imposición.

    Gustavo señala que el cuerpo aparece en estas representaciones solo como partes, fragmentado. Y luego se desplaza a preguntar por la relación del cuerpo con la ley, que no estuvo presente entre las categorizaciones mencionadas en el ejercicio. Públicamente el Estado es el garante de la identidad y dice quién es hombre y quién es mujer, lo que queda plasmado en el DNI. Gustavo dice que si se prestó poca atención a lo que está diciendo la ley, es porque se lo tiene naturalizado. Se da por sentado la relación entre la ley y el cuerpo y la identidad, y se construyen tautologías (se repite un mismo pensamiento de distintas formas). Gustavo afirma que si ser hombre y mujer es en realidad como lo acabamos de construir en el ejercicio, la vida de las travestis serían muy fáciles. 

    Esta es la actividad que comienza desarrollando Gustavo.
    Pide a cada uno de los presentes que responda a cuatro interrogantes y va anotando los conceptos en el pizarrón, arma un mapa conceptual.
    1.- ¿Qué hay que tener para ser un hombre?
    2.- ¿Qué no le puede faltar a un hombre?
    3.- ¿Qué hay que tener para ser una mujer?
    4.- ¿Qué no le puede faltar a una mujer?

    Qué hay que tener para ser un hombre
    Qué no le puede faltar a un hombre
    Qué hay que tener para ser una mujer
    Qué no le puede faltar a una mujer
    Amantes
    Alguna conducta que diferencie
    Pene
    Sentirse hombre
    Sensibilidad
    Sexualidad no dudosa
    Papá y mamá o imagen de ellos
    Tiempo para charlar
    Deseo erótico – sexual
    Identidad masculina y estar conforme
    Capacidad de poner el hombro
    Ternura
    Poder
    Madre que lo consienta
    Coraje
    Conexión cuerpo – emociones
    Deseo de serlo


    Fuerza
    Capacidad
    Familia
    Seducción
    Papá, mamá o imagen de ellos
    Deseo de querer serlo
    No querer ser hombre
    Madre y esposa

    Sabiduría
    Capacidad intuitiva y administrativa
    Capacidad de lucha
    Búsqueda de justicia
    Subir las bolas al hombro: coraje
    Conexión cuerpo – emociones
    Querer serlo


    Gustavo aclara sobre su metodología explicando que las preguntas que hizo son tramposas porque lo que busca es generar disenso para debatir. Pregunta si lo social y lo individual están tan separados en realidad. Niega la idea difundida por ciertas corrientes de ciencias sociales, sobre el ser humano como una unidad bio-psico-social. Afirma que la sociedad no es un conjunto de psiquis estructuradas, ni un modelo estratigráfico.
    Gustavo dice que cuando vemos a un hombre y lo definimos como tal, estamos visualizando una performance. Esa performance es justamente lo que a la ley no le importa para decir que una persona es hombre o mujer. Las interacciones cotidianas son siempre un supuesto. Porque la certeza absoluta de quién es hombre o mujer se basa en saber si se tiene pene o no, y la interacción con el otro/a se da siempre en base a esa suposición. Cuando queremos empezar a discutir el supuesto, cuesta mucho conseguir acuerdos.
    Hay que tener cuidad con este supuesto tan introyectado o no se prodrá investigar en el ámbito de las sexualidades y el género.
    A continuación gustavo discute algunos conceptos de algunos investigadores.

    Respecto de las hormonas.
    Dice que tenemos una perspectiva del cuerpo centrada en los adultos, que los niños serían ‘incapaces’, y que esto es una debilidad de las ciencias sociales. El derecho también sería adultocéntrico porque ve en los menores una incapacidad transitoria.

    A Gustavo le interesa que discutamos los supuestos del sentido común.
    Mostrar el carácter natural de la homosexualidad a partir del carácter natural de la practica, es una manera de continuar la división naturaleza – cultura.
    El paradigma de nuestro pensamiento en torno al sexo, es que está determinado biológicamente. Desde ahí se piensa la bipolaridad y la masculinidad. Se trata de un paradigma bipolar porque desde la hegemonía biológica los sexos son dos. Este paradigma es una construcción científica, porque es la lectura que la ciencia hace de lo biológico lo que construye el mundo en machos y hembras. No quiere decir que la biología sea así. Es esta separación dicotómica fundante, dotada de realidad, naturalizada por el efecto de la ciencia, lo que produce que en la realidad aparezcan solo machos y solo hembras.
    El mundo de lo biológico puede construir otros modelos no dicotomizados, modelos de ambigüedad genérica para explicar lo sexual.
    Existen organismos biológicos que pasan de hembras a machos. Son explicados por modelos de ambigüedad.
    ¿Quién dice que el cuerpo termina en la piel, cuando tenemos prótesis, como relojes y lentes?
    ¿Cuál es el sexo biológico? Hay momentos de indeferenciación.
    Para Gustavo esta pregunta tenía un carácter filosófico, para sus compañeros generacionales era una obviedad. Esto es útil para pensar sobre porqué existe tanta desconfianza en la política.
    Las pautas sociales moralizan el concepto de ‘normalidad’.
    Sobre el paradigma bipolar en la naturaleza, se puede leer a las biólogas feministas.
    La descripción modélica de un óvulo quieto con un espermatozoide en movimiento en la fecundación, es una descripción que no coincide con la realidad, donde las dos células tienen que ser activas. Y esta es una cuestión que tampoco puede equipararse al acto sexual. En esta representación de la fecundación se puede ver el carácter preformativo de los discursos científicos y de todo tipo en torno al sexo. Una performance que va construyendo realidad.
    Generizar y sexualizar a seres y entes que no los tienen, sugiere el poder de la función del género en la cultura. Es una cuestión que penetra hondo en todas las representaciones culturales, el género.
    La naturaleza puede mostrar todo lo que se nos ocurra porque no significa en si, sino que somos nosotros los que la hacemos significar. La naturaleza es más diversa aún que nuestra propia capacidad humana para imaginarla. No funda, sino que es fundada como fundamento. Se termina transformando la naturaleza y lo universal en la misma cosa.
    (Ver aquí el ejemplo de las bacterias sexuadas)
    Es necesario discutir el modelo binario con que las ciencias naturales explican el mundo. ¿Qué parte de la biología es la que está determinada? El sexo cromosómico, ó el gonadal, ó el anatómico, ó las cuestiones ligadas a lo corporal y a los caracteres sexuales secundarios? Hay que preguntarse de qué sexo hablamos cuando pensamos en el sexo del género.
    Pareciera que lo que determina al sexo es lo que determina al macho de la especie. Por ejemplo, el carácter ‘y’ en el par cromosómico sexual, ya que en este se encuentra el gen que determina la generación de los testículos.
    La idea que se tiene de los esteroides y su importancia en el funcionamiento sexual es restrictiva, porque controlan y regulan funcionas más allá del sexo, como la presión arterial, por ejemplo. Y los esteroides no tienen siempre un mismo nivel, ya que varían en el ciclo vital de un organismo. Conclusión: los esteroides sexuales no determinan el sexo. Los esteroides ‘no son tan sexuales’.
    La cuestión se complejiza si nos desplazamos de este plano ‘carnal’ a la cultura, al ámbito del erotismo y del deseo.
    La principal mentira para someter a las mujeres es la del ‘reloj biológico’. Primero porque actualmente madre se puede ser a cualquier edad, y porque ser mujer ni implica necesariamente tener que parir hijos.

    El género
    El género nos hace y nos deshace. Es la idea en la obra de Judith Butler.
    A continuación se produce una discusión sobre las diferencias entre la maternidad y la procreación biológica.
    La discapacidad está inscripta en un par cromosómico en una estructura familiar?, termina preguntando Gustavo. Acaso una madre que tiene un hijo que no es dawn, no puede hacer de él un ‘discapacitado’?
    Las ciencias sociales parten del supuesto que nada de lo humano está determinado biológicamente. Nunca se piensa la determinación de lo cultural a lo biológico, sino al revés. Para avanzar en una nueva dirección, nos podemos preguntar qué pasa hoy con la degradación ambiental.
    Los invito a sospechar de las nociones neutras de la biología. La biología que parece una sola, son muchas. Es cierto que hay diferencias biológicas y que los humanos tienden al dimorfismo sexual, pero lo que escapa al dimorfismo no el patológico.
    Por ejemplo, la tiroides es importante en la regulación y el funcionamiento biológico del sexo y no se las considera de ese modo. La crítica a la historia de la endocrinología muestra el esfuerzo por mantener el modelo bipolar de la biología. Este modelo tiene un carácter hegemónico en la ciencia biológica porque,
    1.- no permite el surgimiento de otros modelos a cerca de la diferencia biológica. Aunque existen, no se usan para pensar las diferencias.
    2.- se piensa en término de normal – anormal, y sería muy diferente pensar en término de biodiversidad. De distintas formas biológicas que aparecen y forman parte de la especie.
    Si se impone otro modelo a este modelo dual, los estudios de parentesco desaparecen. Aquí sobreviene una crítica a la antropología de Levy-Starauss.
    Se ha visto al deporte como un campo de batalla, durante la guerra fría. Después de esta etapa pasa a ser considerado como una cuestión estética. Van surgiendo las terapias de reconversión del sexo, y el uso de esteroides, en los fisiculturistas, por ejemplo, para el manejo del cuerpo.
    Es importante centrarse en los pasos que el modelo biológico va dando, en doble sentido. Se trata de una dirección que lleva del ‘comportamiento’ al ‘rol’.
    El paradigma de la sociobiología intenta explicar lo cultural a partir de lo biológico. (por ejemplo ver Wilson). Este autor estudia los insectos y de ellos pretende inferir lo humano.
    En la psicobiología pasa lo mismo. Se trata de encontrar la base genética que determina tal o cual conducta. Parten de una dirección que va de un comportamiento, a la identidad y al gen.
    Estos paradigmas dejan de lado la existencia del lenguaje entre los seres humanos y su capacidad de reconstruir el mundo.

    Miércoles 01 de Octubre



    Género performativo
    La idea que el género es preformativo no está solo en Butler. También en Bourdieu, en La Dominación Masculina. Hablan sobre la manera en que se va biologizando lo social y socializando lo biológico. Si los cuerpos biológicos están determinados, la fisonomía es algo producido socialmente. Hay fenotipos leídos como bellos y otros feos, por ejemplo, los ojos claros.
    Si pensamos en el psicoanálisis como teoría del sujeto, concluimos que toda la sexualidad produce al sujeto.
    Si lo biológico preexiste, cobra sentido solo después de una lectura cultural.

    Existe un vocabulario básico actualmente para hablar sobre las masculinidades.
    Sexo: se refiere a los caracteres sexuales primarios y secundarios; pero también al acto copulativo.
    Género: es exagerado dar una definición. Es preciso pensarlo como una práctica, un hacer y no algo sustantivo.
    Identidad de género: es el sentimiento que un individuo tiene a cerca de su ser hombre o ser mujer.
    Roles de género: es el conjunto de expetativas prescritas sobre lo que en una sociedad se espera que haga un hombre y que haga una mujer.
    Identidad sexual: es la relación que existe entre el género y las prácticas sexuales, o con el comportamiento erótico de una persona. No tiene que ver con los genitales.
    Identidad de rol de género: es la correlación entre lo que el sujeto siente, la forma en que se ve a si mismo, y su participación en sentimientos y sentidos que se corresponden a su rol de género. Hay identidad cuando el sujeto se identifica con los modelos instituidos de roles de género.
    Todas estas categorías se usan en discusiones de políticas públicas.

    Los hombres
    El estudio de los hombres como sujetos sexuados se introduce en la antropología a partir de los estudios de Margaret Mead y de Malinowski.
    Citamos Sexo y Represión en la Sociedad Primitiva (Malinowski, 1935); y Macho y Hembra, un estudio sexual en un mundo cambiante (Mead, 1945)
    Estos estudios se retoman en los años sesenta con los estudios sobre mujeres, hechos por mujeres. Están desde esa época influenciados por el feminismo. Años después surgen los estudios de género que enfocan la relación entre varones y mujeres. Empieza así a tematizarse el plano doméstico, lo que actualmente tiene una gran incidencia en cuestiones de la Salud. Tradicionalmente la antropología británica no había estudiado la vida al interior de la unidad doméstica.
    Con esta misma perspectiva se tematiza también la dominación masculina. Al comienzo, por los sesenta y setenta, todos estos estudios asumen la dominación masculina como universal y por lo tanto natural. Es Bourdieu, avanzados los sesenta, quien por primera vez va a deconstruir la cuestión de la dominación como un tema natural, demostrando que es social.
    Las antropólogas feministas van a contestar los trabajos donde la dominación masculina parece como universal y natural, a la vez que las historiadoras empiezan a evidenciar las resistencias de las mujeres en la historia[1]. Introducen en el debate, que las mujeres no han sido siempre sujetos pasivos de la historia, sino que han establecido vínculos con otras mujeres.
    Por estos años sesenta y setenta surge también el interés por estudiar el erotismo y la sexualidad. Se empiezan a estudiar las ‘sexualidades desviadas’. En primer lugar la homosexualidad masculina y lo que se denomina desde esos años, el ‘tercer género’: los berdaches y los travestismos. En los ’80, estos estudios se diversifican también al interés por enfocar a los hombres como objeto de estudio, en cuanto a su constitución como tales en la sociedad. Si hasta entonces la antropología clásica había hablado de los hombres en tanto varones, el foco estaba puesto en la vida política de los mismos, pero no en los procesos sociales que los construye como tales.
    Es en los ’80 cuando aparecen los ‘mens studies’. Se trata de una crítica a la simplificación del punto de vista masculino como si fuera único. Pero no prestaban atención a la diversidad de masculinidades existentes. Existe una tradición antropológica de de estudios sobre hombres.
    Tradición antropológica de mens sutudies:
    1.- los del área mediterránea. Marruecos y todos los árabes alrededor del Mediterráneo. Encarados en su mayoría por antropólogos británicos. Bourdieu hace ahí muchos trabajos de campo relacionados al mundo campesino. Es en estos estudios que surge la idea de honor – honra – vergüenza en torno a las masculinidades hegemónicas. La crítica principal que recibieron fue la regionalización específica, en contra de una apertura a la universalidad de los hombres.
    2.- los del campesinado latinoamericano. Son estudios anteriores a los mens studies. Ente éstos se puede citar como paradigma al de Oscar Lewis y su estudio de la pobreza como una cuestión cultural, en Los Hijos de Sánchez. Se ve la diversidad de masculinidades que se juegan, en todos estos estudios. Se trata también de estudios bien localizados geográficamente.
    3.- estudios postcoloniales de Nueva Guinea, en África. En esta región geográfica se estudió la homosexualidad ritual. Se trata de una idea en torno al semen, la posición de una cantidad limitada en la vida de un hombre y la vehiculización por su intermedio de una fuerza vital que el hombre debe proteger. Su teoría sobre el semen es similar a la que tenemos en la cultura occidental sobre los óvulos de la mujer y su producción limitada en la vida. En la cultura de Nueva Guinea la homosexualidad está prohibida fuera de los rituales de iniciación, en este sentido es comparable a la homosexualidad de la cultura griega. La homosexualidad ritual coloca en discusión si es pertinente o no llamar homosexualidad a esas prácticas sexuales entre varones de Nueva Guinea.
    Es un momento de la antropología donde surgen espacios geográficos de especialización. En la región del Amazonas, Latinoamérica, surgen estudios sobre parentesco y matrimonio.
    En los estudios clásicos de la antropología se estudiaba los rituales de iniciación masculina, el machismo y el humor, antes del surgimiento de los mens studies.
    4.- los News Mens Hows (movimientos de nuevos hombres) surgen en EEUU hacia los ’90. Por entonces se publica en EEUU, un libro denominado ‘Iron Man’ (Juan Acero) que tiene un fuerte impacto social, y que propone a los hombres volver a encontrarse como hombres recuperando la sensibilidad masculina, a ser nuevamente osos, a volver a la naturaleza. Fue escrito por un poeta que pretende fundar otra masculinidad. Es una década donde aparecen los campamentos de hombres. Los dibujos animados expresan estos campamentos en los medios.
    Los movimientos de los nuevos hombres fortalecen el campo de estudio de los mans sutiles, los que por entonces se vuelcan a tópicos como:
    • El lugar de los hombres en la economía doméstica, la forma en que se dan las relaciones entre hombres y mujeres en el hogar.
    • La forma en que se constituye un padre
    • La sociabilidad masculina. Surgen trabajos sobre formas de diversión, sobre deportes, se intenta explicar que pasa con los hombres cuando se encuentran con otros hombres.
    • El cuerpo, la reproducción y el erotismo
    Ya en la década del ochenta todos estos temas se venían estudiando pero no con una visión de género.
    David Gilmore, en su libro ‘Hacerse hombre’ publicado en 1990, resume los estudios de masculinidades realizados hasta el momento. Para este auto, ‘hombre’ es una categoría que no está en discusión. Es adultocéntrico y funcionalista. Estudia todo lo que les pasa a los hombres. Recupera etnografías. En ningún momento hace relación a la tradición feminista de los estudios de género. Estudia a los hombres por fuera del paradigma del género.
    Después de los ’90 se piensa a los hombres desde una teoría del género. Si antes se estudiaba a ‘los hombres’, desde entonces se estudian ‘las masculinidades’. Se piensa en la multiplicidad de identidades y a la masculinidad como una condición identitaria, como una experiencia. Como condicionamiento y como una facultad. Se la considera como una punto de vista, desde donde se observa la realidad, y como se es visto por el entorno social. Foucault diría: el poder de ver, hacerse ver y de estar. Se focaliza el fuerte trabajo expresivo que tienen las masculinidades: el hombre debe ser fuerte haciendo de hombre, alguien tímido puede ser hombre, pero se lo considera malo haciendo de hombre. Hay que ser bueno performateado como hombre. Sobreviene la posibilidad del ‘miedo escénico’, porque si todo tiene que ser puesto a prueba, se puede fracasar en el intento preformativo.
    La masculinidad supone una relación con el cuerpo. A veces se torna negativa para el mismo hombre, como la resistencia a hacerse un diagnósito de cáncer, por ejemplo. Hay que pensar en el distanciamiento y en el desconocimiento que tiene que tener el ‘macho’ con su cuerpo. ¿Qué pasa entonces con el trabajo en términos de seguridad laboral?
    Por otro lado hay que considerar el racismo feminista, que considera a los hombres como victimarios de las mujeres. Cuestión sobre la que los mens sutidies se opondrían radicalmente. Esta tensión de enfoques e intereses desde la academia, es importante a la hora de considerar la discusión de políticas públicas. No tiene que ver con negar el machismo.
    Es necesario ver las posturas corporales. Descubrir otras poéticas de la masculinidad. ¿Qué formas de entrelazarse socialmente hay entre los cuerpos masculinos? No todas tienen el mismo sentido.
    El hecho de exhibir una buena barriga tiene que ver con otra poética de masculinidad. Que se contrapone a la actual hegemonía aparente del modelo de ‘metrosexual’.









    [1] Se puede ver La Vida Frágil (o fácil) de Arlete Farge. Sobre la resistencia de las mujeres en el siglo xviii

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