sábado, 1 de noviembre de 2025

Modulo 3, clase 3. Intervención y Transformación: Debates en Políticas Públicas, Metodologías Reeducativas y la Ética del Cuidado en el Trabajo con Varones que Ejercen Violencia

La tercera unidad del Módulo 3 de la Diplomatura en Masculinidades 2025, dictada por Gabriela Córdoba y Darío Casals en la UNT, se centró en "los lineamientos para el fortalecimiento de los modelos de atención a hombres que ejercen violencia de género". La clase abordó la revisión integral de las modalidades de intervención, partiendo del principio fundamental de que la violencia masculina no se modifica solo con sanciones o control. Se destacó la necesidad de apoyar activamente a los varones para que atraviesen procesos de transformación subjetiva, vincular y cultural. El enfoque esencialmente reeducativo de la intervención buscó contrastar y ofrecer un significado alternativo a la masculinidad hegemónica, manteniendo una mirada integral basada en el modelo ecológico. Los debates se extendieron a los desafíos de las políticas públicas y al trabajo personal del equipo interventor.

 

Los contenidos centrales de la clase abordaron cuatro ejes principales: los fundamentos metodológicos para la transformación; los desafíos de las políticas públicas y su lógica dicotómica; la articulación interinstitucional y la justicia restaurativa; y la ética del autocuidado profesional frente a la violencia.

1. Lineamientos y Fundamentos Metodológicos para la Intervención

La intervención se basa en la premisa de que el cambio debe ser profundo y buscar la transformación, no el mero control.

  • Propósito y Alcance Ético: La intervención tiene como objetivo real lograr una mayor salud mental de los hombres y de toda la comunidad. No debe ser punitiva ni realizar juicios, ya que esa no es la tarea del equipo interventor. La tarea esencial es resignificar la masculinidad y ofrecer un significado alternativo a lo que implica ser un "hombre de verdad".
  • El Desafío del Cambio Subjetivo: El reto más importante es lograr el cambio de la actitud de los usuarios, lo cual ocurre entre el 95% y el 97% de las veces en los grupos. No obstante, el desafío real radica en propiciar un cambio más profundo y subjetivo.
  • Claves para la Transformación:
    • Simbolización y Palabra: La disminución de la ansiedad y el cambio de actitud se vinculan a que los varones puedan hablar y simbolizar sus experiencias emocionales. Se debe evitar la descarga emocional intensa sin la presencia de la palabra o la sistematización de un terapeuta.
    • Responsabilización y Emoción: Es fundamental recuperar la capacidad de sentir (tristeza, miedo, frustración) sin que esto sea visto como debilidad. Los actos de violencia surgen de la incapacidad para tramitar la frustración. El reconocimiento y la responsabilización de las violencias marcan el pasaje de la negación al insight.
    • Modalidades: Se prioriza la modalidad grupal reflexiva con enfoque reeducativo. La entrevista motivacional es fundamental para lograr que el hombre se motive a cambiar, activando la responsabilidad desde la posibilidad de cambio, no desde la culpa.

2. Debates en Políticas Públicas: La Crítica a la Lógica Dicotómica

Gabriela Córdoba enfocó el análisis en las fallas de las políticas públicas al abordar a los varones que ejercen violencia, especialmente aquellas que se rigen por una lógica binaria.

  • Riesgo de la Binaridad: La lógica de la reparación de género, al definir a las mujeres y disidencias como sujetos beneficiarios, define a los varones como "no destinatarios o beneficiarios naturales del sistema". Esto conlleva el riesgo de consolidar una lectura dicotómica.
  • Invisibilización de la Vulnerabilidad Masculina: La lectura binaria impide visualizar las nuevas formas de vulnerabilidad masculina. Estas vulnerabilidades incluyen: varones precarizados, empobrecidos o racializados, así como la soledad, precariedad emocional y pérdida de referentes identitarios. Estos son costos psíquicos y afectivos de los mandatos de la masculinidad hegemónica.
  • La Caricaturización del Varón Violento: La visibilización de la violencia tiende a representar a los varones que la ejercen como una "otredad caricaturizada" (monstruos, locos o dementes). Esto genera un estigma que obstaculiza la intervención.
  • Propuesta Relacional: Se requiere un enfoque relacional de género que incluya a los varones en la agenda no como contraparte, sino como parte del entramado relacional. El objetivo es buscar la mejora recíproca de la calidad de vida y de los vínculos de todas las personas.

3. Estructura Programática, Fallas Estatales y Articulación

La efectividad de los programas depende de su contexto institucional y la articulación con el sistema de justicia.

  • Justicia Retributiva y Restaurativa: La sanción penal (justicia retributiva) y los programas reeducativos (justicia restaurativa) deben ser procesos paralelos, nunca sustitutivos. La justicia restaurativa busca la reparación del daño, requiriendo que el agresor reconozca la responsabilidad.
  • Articulación Necesaria: El trabajo con varones debe integrarse en un sistema de protección integral. Si los programas operan de forma aislada de los servicios para mujeres y el sistema judicial/salud, se rompe la lógica de la protección.
  • Fallas Institucionales: Se resaltó que el Estado no toma las medidas necesarias cuando una mujer está en riesgo. El caso del suicidio feminicida de Carla Robles en Tucumán sirvió para debatir la ineficacia de las políticas sostenidas y la falta de formación judicial en violencia basada en género.
  • Voluntad vs. Obligación: Los varones que asisten a los grupos de manera voluntaria tienen mejor pronóstico que quienes van obligados por una medida cautelar. No obstante, el grupo debe mandar una carta al juez si el varón, aun estando obligado, no reconoce ningún tipo de violencia, pues la paciencia del equipo no es infinita.

4. Trabajo del Equipo Interventor: Heridas de Género y Autocuidado

El cierre de la sesión se enfocó en el impacto subjetivo de la violencia en los profesionales y la necesidad de una ética del cuidado.

  • Burnout y Fatiga de Compasión: La exposición continua al dolor ajeno produce efectos traumáticos como el burnout (agotamiento emocional, despersonalización) y la fatiga de compasión. La angustia es vista como el motor para trabajar, ya que sin ella la intervención sería de baja calidad.
  • Heridas de Género: Son el daño emocional y sexual que hombres y mujeres han recibido por su socialización patriarcal. Si el profesional (mujer u hombre) no trabaja sus heridas de género, corre el riesgo de reproducir las violencias en los grupos mediante el juicio o el maltrato hacia los usuarios.
  • Disociación Instrumental: La herramienta clave es la disociación instrumental, que implica dejar de lado las heridas y emociones propias de manera intencional para poder operar de modo asertivo y adecuado en la intervención.
  • Práctica Ética: El cuidado del equipo es una condición de eficacia y ética profesional. Se requiere trabajo en dupla para detectar la rabia o la activación de heridas, además de terapia personal y supervisión constante.
  • Debate Decolonial: Se planteó el riesgo ético de que los profesionales busquen colonizar formas de ser hombre en culturas con roles fuertemente diferenciados. La intervención debe limitarse a los temas que el propio grupo desea trabajar.

 

Conclusión de la Clase

La clase concluyó estableciendo que la intervención con varones que ejercen violencia representa un desafío estructural que requiere la transformación de modelos de pensamiento para pasar de la condena a la complejidad. Darío Casals afirmó que estos programas son un pilar en la justicia social y la salud pública, que buscan reeducar al varón para que reconstruya su subjetividad. Este proceso exige que el varón simbolice sus experiencias y se responsabilice de sus actos, logrando un insight que va más allá de la obediencia superficial a la ley.

Sin embargo, Gabriela Córdoba enfatizó que la eficacia de este trabajo se ve comprometida por las fallas en las políticas públicas. Al basarse en la lógica dicotómica de la reparación de género, las políticas asumen que el varón es un "beneficiario natural del sistema" y tienden a verlo instrumentalmente, como un obstáculo a remover para el empoderamiento femenino. Este enfoque genera que las teorías avancen más lento que la práctica, invisibilizando las vulnerabilidades masculinas específicas (soledad, precariedad emocional) y el derecho de los hombres a sus propios procesos de reparación y desarrollo emocional. Para superar esto, se debe avanzar hacia políticas relacionales de género que integren a los varones en clave de corresponsabilidad.

Finalmente, la clase hizo hincapié en que la sostenibilidad de la transformación relacional depende del cuidado ético del equipo interventor. El trabajo continuo con la violencia activa las heridas de género y conduce al burnout. Para operar de manera asertiva, el profesional necesita desarrollar la disociación instrumental y entender que la angustia es el motor ético, pero debe ser gestionada a través de la supervisión y el apoyo en dupla. Este enfoque ético y técnico permite a los equipos transitar de la sospecha y el castigo hacia la comprensión y la transformación, abandonando la caricatura del varón violento.

El debate sobre la intervención en masculinidades y violencia es como intentar pilotar un avión con un mapa de carreteras desactualizado: la práctica (el viaje real) se enfrenta constantemente a territorios complejos (vulnerabilidad masculina, fallas judiciales) que el modelo teórico (el mapa dicotómico) no registra, obligando a los pilotos (los profesionales) a confiar en la brújula ética del autocuidado para no estrellarse.