A continuación, un resumen del reciente encuentro de lecturas del tercer módulo teórico de la Diplomatura de Masculinidades, coordinada por Enrique Stola. La jornada se centró en un análisis profundo sobre el avance de las nuevas derechas y su impacto en las políticas de género y diversidad, así como en las estrategias para resistir estos embates.
Intervenciones y debates centrales
El encuentro inició con la intervención de Fernando
Pequeño, quien compartió su investigación sobre la relación entre los
movimientos LGBTQ+ y ambientalistas en Salta, particularmente en municipios
afectados por el extractivismo. Observó una desconexión entre estas luchas en
dichos territorios, a pesar de una mayor sensibilidad ambiental entre varones
bisexuales y gays. Fernando sugirió la urgencia de generar vínculos entre estos
movimientos como estrategia frente a las derechas políticas y planteó la
hipótesis de que las derechas conservadoras actúan para mantener esta
fragmentación, especialmente en zonas rurales. También, notó una aparente
despolitización en las recientes marchas del orgullo en Salta en comparación
con las primeras.
Luego, Pia Ceballos discrepó con la idea de
despolitización. Argumentó que el contexto actual ha impulsado una mayor
activación y unión. Cuestionó la superficialidad del apoyo estatal a la
diversidad y resaltó la vitalidad de la unión entre diversas luchas sociales en
Salta, ejemplificando con la Asamblea Levo Transfeminista y la marcha del 1 de
febrero contra el fascismo y el racismo. Pia enfatizó la participación activa
del colectivo LGBTQ+ en otras causas sociales, desmintiendo la percepción de
apoliticismo, y destacó la importancia de escuchar a las nuevas generaciones,
mencionando la incorporación de rituales ancestrales en la última marcha del
orgullo. También se refirió a la realidad de los crímenes de odio y los avances
en el cupo laboral trans.
Leandro agradeció el aporte de Pia, celebrando la
diversidad de imágenes del orgullo en Salta y la importancia de que cada lugar
imprima su propio sello a estas marchas. Subrayó la necesidad de renovar el
lenguaje y las narrativas de los movimientos de género y diversidad,
proponiendo que aborden todas las temáticas sociales desde su identidad,
habitando lo universal y lo colectivo sin dejar de reclamar por sus derechos
específicos.
Trabajo en grupo: Reflexiones sobre las nuevas derechas
La discusión se profundizó con un trabajo grupal a partir de
preguntas disparadoras que invitaban a reflexionar sobre la relación entre las
nuevas derechas y los contenidos previamente trabajados en la diplomatura. Las
preguntas giraron en torno a si la victoria de gobiernos de ultraderecha
implica un retroceso o un "manotazo de ahogado" frente a la
irreversibilidad de los cambios de género, y el rol de las masculinidades en la
retórica de la nueva derecha.
Dariela y Juan compartieron las conclusiones de su
grupo, señalando que las políticas de la nueva derecha son autoritarias, buscan
reducir derechos y utilizan un discurso pseudodemocrático para legitimar
prácticas de odio. Destacaron el uso estratégico de los medios de comunicación
para tergiversar conceptos y generar confusión, empleando un "pragmatismo
lingüístico" al servicio del poder.
Juan Stola amplió esta perspectiva, analizando el
cambio profundo en la relación de la humanidad con el conocimiento y el mundo,
pasando de una era de libros a una era tecnológica. Argumentó que la rapidez y
la inmediatez de las redes sociales han propiciado la rápida expansión de
discursos de ultraderecha y apologías del odio. Explicó cómo la ultraderecha
coapta reivindicaciones progresistas, como el ecologismo o los derechos LGBT,
para atacar a otros grupos, lo que lleva a acciones violentas y no solo a
discriminación verbal. Subrayó la importancia de comprender estos cambios para
resistir eficazmente.
En respuesta a estas intervenciones, Leandro
cuestionó si las demandas a las que responden los movimientos de ultraderecha
son realmente democráticas. Planteó la necesidad de establecer un nuevo pacto
democrático con la base electoral que apoyó a estos movimientos, reconociendo
una polarización asimétrica. Enfatizó la urgencia de encontrar un lenguaje
común y construir consensos democráticos más amplios, reconociendo que el
desafío es inmenso y que aún no hay soluciones claras.
Laura, la coordinadora, aportó la importancia de
transformar las demandas legítimas de la sociedad en políticas democráticas, en
lugar de autoritarias, dándoles sentido y coherencia para que respondan
efectivamente al malestar social.
Finalmente, Fernando Pequeño conectó con la idea de
Juan sobre la transición de lo analógico a lo digital, problematizando el
aspecto generacional y la fragmentación en la militancia. Destacó que las
extremas derechas "autorizan el horror de los varones" y la necesidad
de recomponer las instituciones de la sociedad degradadas por estas. Sugirió la
importancia de la intersectorialidad y la cautela en las estrategias de cambio
institucional, enfatizando el rol articulador de la política.
Cierre y perspectivas optimistas
El cierre estuvo a cargo de Miriam y Leandro,
quienes ofrecieron reflexiones optimistas. Miriam destacó la emotividad y
movilización generada por el curso, la búsqueda de un "Patriarcado
diferente" y una masculinidad menos hegemónica, y el énfasis en la
discusión de estrategias, a pesar de la incertidumbre sobre cómo avanzar.
Leandro concluyó con la idea de que el aparente "giro a
la derecha" en cuestiones de género es más un "manotazo de
ahogado" que un retroceso irreversible. Argumentó que el patriarcado ya no
es el lenguaje dominante y que los grupos machistas se han convertido,
paradójicamente, en una minoría identitaria. Afirmó que estamos en un escenario
de diversidad y multiplicidad donde "la caja de Pandora se ha
abierto", y el cambio es irreversible.
Los planteamientos finales fueron optimistas: se reiteró que
no hay vuelta atrás en los avances culturales en materia de género, que el
patriarcado ha perdido su hegemonía y que el mundo ha cambiado hacia lo
múltiple y diverso. Las anécdotas sobre la fuerza de las marchas del orgullo,
incluso en lugares como Budapest y Salta, reforzaron la idea de que la
liberación de los cuerpos es un camino sin retorno. Se concluyó que el hecho de
que las extremas derechas ataquen estos movimientos es un síntoma de que van
por el camino correcto.