sábado, 9 de agosto de 2025

Tercera clase: Un Análisis Profundo de Roles, Conflictos y Agendas de Transformación en la Diplomatura por Córdoba y Casal

 La tercera clase de la Diplomatura en Teorías y Técnicas de Abordaje de las Masculinidades, impartida por la Universidad Nacional de Tucumán en 2025 bajo la coordinación de Gabriela Córdoba y Darío Casal, se ha constituido en un espacio de profunda reflexión y análisis crítico sobre la complejidad de la identidad masculina, sus mandatos hegemónicos y los movimientos que emergen en respuesta a los cambios sociales contemporáneos. Esta sesión, central para comprender cómo las teorías y prácticas de las masculinidades impactan en las intervenciones profesionales, ha enfatizado la intrínseca conexión entre lo que se piensa y lo que se hace, partiendo de la premisa de que "lo que pensamos va a tener efectos en lo que hacemos".


Contenidos:

I. El Andamiaje de la Identidad Masculina: Una Construcción Social Costosa y Dinámica

II. El "Chicharito" como Espejo de la Masculinidad Hegemónica y sus Repercusiones Sociales

III. Raíces Sistémicas, Movimientos y Tensiones en los Estudios de Masculinidades

IV. Navegando las Tensiones: La Complejidad de "Hermana, Yo Te Creo" y la Justicia en las Masculinidades

Conclusión: Navegando las Tensiones Hacia una Justicia Equitativa y Masculinidades Transformadas


Resumen de audio



I. El Andamiaje de la Identidad Masculina: Una Construcción Social Costosa y Dinámica

La profesora Gabriela Córdoba inició la clase con un repaso conciso de los contenidos previos, sentando las bases para una comprensión matizada de la masculinidad. Subrayó que "hacerse hombre es un logro social", no un proceso biológico automático, que exige una constante conquista y merecimiento. Este proceso implica una "descontaminación de lo femenino" a través de diversas pruebas o ritos culturales, internalizando mandatos claros para ser un "verdadero hombre": no ser mujer, no ser bebé y no ser homosexual. Desde el nacimiento, la asignación de género inaugura proyectos diferenciados para varones y mujeres, con expectativas y roles distintos que se manifiestan incluso en el color de la luz de la ecografía.

La identidad de género, según Nancy Chodorow, es un "entramado" o "entrecruzamiento de lo personal y lo cultural". Esta fusión de significados subjetivos y representaciones sociales, provenientes de entornos como la familia, la escuela o la iglesia, se da en una relación dialéctica que, aunque influyente, nunca es simétrica. La identidad masculina se construye en un diálogo cercano con lo que socialmente se define como masculino, y estos mandatos hegemónicos de la virilidad se "metabolizan" o se hacen "carne", aunque pueden ser rechazados y reformulados. Este no es un proceso pasivo, sino dinámico y constantemente sometido a prueba ante la sociedad, con un disciplinamiento implacable para que los varones no se salgan de los parámetros esperados.

Este proceso tiene un "costo emocional" significativo para los hombres. La metodología de masculinización opera a través de la diferenciación, exclusión y negación de lo femenino, manifestándose en la exclusión de lo débil, lo dependiente y la negación de las propias emociones. Un "costoso pasaje" de identificación de la madre al padre refuerza el mensaje cultural de eliminar todo rastro de pasividad, vulnerabilidad o femineidad con frases como "los varones no lloran" o "no seas maricón". Los modelos socioculturales son duales y excluyentes, coaccionando a los niños a atrofiar habilidades percibidas como femeninas. Aunque existen masculinidades en plural, a menudo se impone un único molde, dejando "marcas o huellas" en los varones. La masculinidad es validada o castigada según el cumplimiento de estas expectativas.

La internalización de este modelo hegemónico conduce a prescripciones sociales como el rechazo de la demostración afectiva, dificultades para hablar de sentimientos, actividad compulsiva, homofobia/misoginia, necesidad de legitimación viril por parte de los pares y un posicionamiento jerárquico rígido con las mujeres. Esto genera miedos internos a asociarse con lo femenino y distancia emocional consigo mismos y con los demás. Este modelo hegemónico, descrito como una "encerrona trágica", niega la vulnerabilidad, fomenta la autosuficiencia y el control/dominio. La autosuficiencia masculina de origen patriarcal es paradójica; aunque se declaran independientes, esperan servicios de quienes los rodean. La ausencia de poder puede llevar a los varones a recurrir a la violencia para "restaurar su credencial de macho".

Sin embargo, la profesora Córdoba enfatiza que estas determinaciones de género pueden ser "ratificadas o reformuladas singularmente por el sujeto". Esto abre un espacio para la "libertad subjetiva" y la "capacidad de agencia", permitiendo que la identidad masculina se movilice y surjan ambigüedades, momentos clave para la intervención. Diferentes marcos teóricos abordan esta capacidad de decidir: la mirada tradicional que enfatiza la imposición social frente a enfoques más contemporáneos como el crítico, interseccional y de género y derechos humanos, que promueven la transformación, la diversidad y la agencia individual. La reformulación de la masculinidad hegemónica por Connell y Messerschmidt también apoya esta visión, reconociendo múltiples patrones y jerarquías no estáticas.

Para trabajar con varones, es crucial comprender cómo las representaciones de lo masculino actúan como "materia prima" para su identidad. Sin embargo, el concepto de masculinidad hegemónica a menudo se simplifica a un mero sinónimo de machismo, ignorando las desigualdades que también atraviesan a los varones. La internalización de esta masculinidad hegemónica se traduce en la negación de la vulnerabilidad, una autosuficiencia omnipotente y una necesidad de control y dominio. La profesora Córdoba identifica cuatro ideologías clave que se entrecruzan en la constitución de la masculinidad: la patriarcal (jerarquía hombre-mujer), la individualista de la modernidad (autosuficiencia, violencia como respuesta), la de la exclusión y subordinación de la otredad (disciplinamiento viril) y la del heterosexismo homofóbico (presión por la heterosexualidad, homofobia).

II. El "Chicharito" como Espejo de la Masculinidad Hegemónica y sus Repercusiones Sociales

La segunda parte de la clase se centró en el análisis de la masculinidad hegemónica a través de un video del exfutbolista mexicano conocido como "Chicharito". Este video, que generó un intenso debate en los grupos de trabajo, fue presentado como un "corto y pego de lo que es la masculinidad hegemónica" y un "reflejo de esa sociedad".

El discurso del "Chicharito" establecía roles de género tradicionales y rígidos:

  • Para las mujeres, el mensaje era de "fracaso" por "erradicar la masculinidad", instándolas a "encarnar su energía femenina" dedicándose al cuidado, la nutrición, la limpieza y el "sostenimiento del hogar". Se les pedía "permitirse ser lideradas por un hombre".
  • Para los hombres, el discurso hablaba de una "falla" en el compromiso y la necesidad de "volvernos admirables", pero también de "miedo a hablar y expresarnos verdaderamente de lo que sentimos".

Los grupos de trabajo y la profesora Córdoba identificaron varias dimensiones críticas en este discurso:

  • Roles de Género Tradicionales y Rígidos: Se evidenció una división estática y binaria, ubicando a la mujer en el espacio doméstico y al hombre en el público como proveedor.
  • Demonización de las Mujeres y Narrativa de Restauración: El mensaje "demoniza a las mujeres", haciéndolas "responsables de todo lo que está pasando", lo que se asoció a una "narrativa de restauración" de masculinidades "agraviadas o en crisis" por los avances feministas.
  • Exclusión de la Otredad y Binarismo Rígido: El video promovía un "mensaje muy binario", sin "posibilidad de otra sexualidad, de otra forma de masculinidad", excluyendo a las "diversidades" y reforzando una normatividad hegemónica.
  • Legitimación de la Asimetría de Poder: La idea de que las mujeres deben "permitirse ser lideradas por un hombre" se interpretó como una legitimación de la asimetría de poder, presentada como un "complemento armonioso".
  • Discurso Neoconservador Camuflado: Se identificó como un "discurso neoconservador y machista", que utilizaba lenguaje de "espiritualidad y coaching relacional" para "camuflar" o "disfrazar" el modelo hegemónico, haciéndolo más aceptable.
  • Esencialismo de Género: El video respondía a "definiciones esencialistas del género", atribuyendo a hombres y mujeres una "naturaleza fija e inmutable" para justificar sus roles "naturales".
  • Costo para los Varones: A pesar de la postura de dominio, el discurso también revelaba la presión sobre los varones para ser "admirables" y "proveedores", y la dificultad de expresar emociones sin ser castigados.
  • Impacto Social y Contradicciones: A pesar de ser un "producto de una sociedad", el discurso generó "memes burlándose" y fue percibido como una "amenaza". La contradicción entre el mensaje y la vida personal del "Chicharito" (divorciado, hijos con la madre) fue un punto clave, sugiriendo que el mensaje podía ser puro "marketing" con intereses políticos y económicos.

La intervención del profesor Darío Casal posterior a la exposición de los grupos fue crucial para contextualizar el impacto del video. Casal enfatizó que, a pesar de los 6 millones de seguidores del "Chicharito", "no se habilita a cualquier discurso neoconservador y machista". Citó como pruebas de esta resistencia las declaraciones de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum (una "presidenta de izquierda"), y el retiro del patrocinio de la marca Puma. Casal lamentó la ausencia de "un varón con la autoridad, con la jerarquía que tiene la presidenta de México a hacer ninguna declaración al respecto", subrayando la necesidad de voces masculinas influyentes que desafíen estos discursos.

III. Raíces Sistémicas, Movimientos y Tensiones en los Estudios de Masculinidades

El profesor Darío Casal expandió el análisis hacia las raíces sistémicas de la desigualdad, presentando una infografía que ilustra cómo el capitalismo (base económica) se apoya en dos pilares ideológicos: el patriarcado (sistema de poder de género) y el neoliberalismo (ideología del mercado y el individualismo). Este entramado genera consecuencias psicológicas y sociales como el pensamiento binario y la "destrucción de la razón", volviendo el sistema "tangible" en los cuerpos y las identidades de hombres y mujeres. Mientras a los hombres el sistema les otorga "poder y privilegios" (con el costo de roles rígidos y limitaciones emocionales), a las mujeres les asigna un "rol también complicado".

Casal estableció un punto de partida crítico para el estudio de las masculinidades, basado en cinco pilares:

  1. Relación de poder: Una dinámica jerárquica acentuada por el sistema patriarcal, capitalista y neoliberal.
  2. Mayores privilegios para los varones: Los varones poseen mayores privilegios que las mujeres en la misma situación, aunque con costos.
  3. Diversas maneras de ser hombre en Occidente: No todas gozan de reconocimiento social, y quienes se apartan de la norma son cuestionados.
  4. El conflicto principal: La homofobia y la dificultad para considerar a las mujeres como iguales.
  5. Lo que mata en Occidente: La misoginia y la competencia masculina, que se traduce en violencia contra las mujeres y entre los propios hombres.

Darío Casal también abordó las reacciones masculinas ante la lucha por la igualdad, basándose en Luis Bonino Méndez:

  • Contrarios a los cambios: Perciben el feminismo como una "amenaza directa" a su poder y privilegios, buscando un "backlash" o retroceso violento y culpabilizando a las mujeres.
  • Favorables a los cambios (Profeministas): Comprenden que el patriarcado oprime a mujeres y limita a varones, buscando una masculinidad positiva, inclusiva y diversa. Promueven la reflexión, educación y acción contra la violencia de género.
  • Ambivalentes frente al cambio: Expresan apoyo a la igualdad, pero en la práctica reproducen el patriarcado por "disonancia cognitiva", sin desprenderse de sus privilegios.

Casal utilizó la metáfora del iceberg para describir los movimientos de varones. La punta visible son los discursos progresistas (academia, militancia, medios) que promueven la igualdad. La parte sumergida, mucho más grande, es el "backlash" o retroceso violento, que busca deslegitimar el feminismo. Este backlash se manifiesta en:

  • Uso de términos progresistas vacíos: Como "deconstrucción" sin cuestionar el patriarcado o privilegios.
  • Culpabilización del feminismo: Creando una "narrativa de guerra entre los sexos" que niega las desigualdades de poder.
  • Negación del enfoque de género: Inventando una "ideología de género" para deslegitimar el campo. Casal ejemplificó con grupos en Uruguay que niegan la "ideología de género".

También se describieron movimientos específicos: mitopoético (búsqueda emocional sin base en la historia de las mujeres), de derechos de los hombres (sin perspectiva de género, como el "SAP"), fundamentalista (resistencia al cambio, jerarquía de género), antisexistas (combate al sexismo, apoyo feminista) y mediático en la retórica de los nuevos varones (cuestionamiento sutil con lenguaje estratégico).

La consulta del estudiante Daniel Mansilla, sobre cómo desarrollar teóricamente el empoderamiento femenino en un caso real, ilustró la tensión entre teoría y práctica en el ámbito judicial. Su pregunta sobre la dificultad de generar "pruebas" para que un hombre "se defienda de no ser violento" y el "peso estigmatizante" de las medidas cautelares resonó con las discusiones sobre el backlash, el binarismo fundamentalista y el punitivismo. Casal reconoció que es un "tema poco hablado, poco cuestionado, porque no es políticamente correcto", justificando la derivación a un diálogo privado.

Finalmente, Casal delineó los marcos teóricos para la igualdad de género y derechos humanos, proponiendo un trabajo que no solo busque proteger a las mujeres, sino también apoyar a los varones para que construyan una masculinidad saludable y mejoren su calidad de vida. La deconstrucción masculina "nos beneficia a nosotros [los varones] muchísimo, no solamente a las mujeres".

IV. Navegando las Tensiones: La Complejidad de "Hermana, Yo Te Creo" y la Justicia en las Masculinidades

La tercera parte de la clase culminó con una profunda exploración de los "arcos de tensión" que definen el campo de estudio de las masculinidades, entendidos como dinámicas conflictivas entre dos polos opuestos donde se busca fluctuar sin quedarse rígidamente en uno.

Se presentaron varios arcos de tensión clave:

  1. Propósito de los grupos para varones que ejercen violencia: Entre "solamente para proteger a las mujeres" (criticado por Casal como esencialista y binario, al no permitir que el varón se sienta "sujeto de derecho") y "solamente para beneficiar a los hombres y potenciar sus privilegios". La postura intermedia busca la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas, con foco en hombres y niños, promoviendo una masculinidad saludable y una mejora en la calidad de vida de los varones.
  2. "Hombres Violentos" vs. "Hombres Inmaculados": Casal objeta la etiqueta de "hombres violentos" por su rigidez y la inexistencia de "hombres inmaculados". La propuesta es el cuestionamiento permanente de las prácticas en pos del cambio.
  3. "Mujeres Víctimas de Violencia" vs. "Mujeres Inmaculadas": Este arco fue el centro de un debate crucial sobre la frase "Hermana, yo te creo". Casal expresó su desacuerdo si la frase implica una verdad absoluta que anula cualquier investigación, abogando por el análisis "caso por caso" y la observación del "nivel de empoderamiento de las mujeres" sin caer en narrativas binarias. Ofelia Churquia intervino para contextualizar el valor histórico y político de "Hermana, yo te creo" como una respuesta feminista a la desacreditación de las mujeres, distinguiéndolo del debido proceso legal. La profesora Gabriela Córdoba profundizó en esta tensión, definiendo el "creerle a la víctima" como un "acto político" de presunción de veracidad inicial para proteger a la denunciante y evitar su revictimización. Propuso un "tercer arco": "escuchar y acompañar con respeto, investigando sin revictimizar". Subrayó que el empoderamiento no es lineal y destacó la importancia del apoyo post-denuncia, la necesidad de discernir "intencionalidades de daño" o "contradicciones", e instó a hacer "preguntas válidas para proteger, para verificar, para garantizar justicia". María Gutiérrez añadió una dimensión crítica desde la práctica judicial, señalando cómo las medidas de protección civil "para siempre" pueden estigmatizar a los varones al no permitirles probar su no-violencia o su cambio de pautas, generando una "frustración profesional y social" ante la ausencia de mecanismos procesales que equilibren el sistema para ambos géneros.
  4. "Punitivismo" vs. "No Involucrarse": Casal criticó la actitud punitivista de "acusar, castigar, discriminar" sin investigación, ejemplificado en la "cancelación" del "Chicharito". Propuso, en cambio, apoyar y reeducar a los varones denunciados o cuestionados, buscándolos como aliados en lugar de marginarlos, pues el punitivismo "no nos conduce a nada".

Conclusión: Navegando las Tensiones Hacia una Justicia Equitativa y Masculinidades Transformadas

La discusión en esta tercera parte de la clase ha explorado profundamente los "arcos de tensión" inherentes a los debates contemporáneos sobre la violencia de género y las masculinidades, centrándose especialmente en la frase "Hermana, yo te creo". Si bien el profesor Casal inició el debate cuestionando la adopción acrítica de esta consigna, abogando por el análisis caso por caso para evitar un pensamiento binario que asuma la "mujer inmaculada" o el "hombre violento", las intervenciones de las estudiantes y la profesora Córdoba complejizaron esta postura. Ofelia Churquia subrayó el valor histórico y político de la frase como una respuesta feminista ante la desacreditación de las experiencias de las mujeres, destacando su rol como una estrategia para establecer "ciertas formas de una historicidad" y construir discursos de lucha. La profesora Gabriela Córdoba profundizó en esto, definiendo el acto de "creerle a la víctima" como un acto político inicial de presunción de veracidad para protegerla y evitar su revictimización, proponiendo un "tercer arco" que equilibre la protección con la investigación respetuosa y sin revictimización, reconociendo la importancia del apoyo posterior a la denuncia y la validez de "preguntas válidas para proteger, para verificar, para garantizar justicia".

La estudiante María Gutiérrez añadió una dimensión crítica desde la práctica judicial, señalando cómo las medidas de protección civil "para siempre" pueden estigmatizar a los varones al no permitirles probar su no-violencia o su cambio de pautas, generando una frustración profesional y social ante la ausencia de mecanismos procesales que equilibren el sistema para ambos géneros. En síntesis, esta sección enfatiza la necesidad de trascender las posturas punitivistas o de aceptación acrítica, promoviendo una reflexión constante y un abordaje matizado que busque tanto la protección inmediata de las víctimas como la re-educación y el apoyo de los varones para construir masculinidades saludables y mejorar su calidad de vida. El debate resalta que no se trata de justificar la violencia, sino de encontrar el equilibrio para trabajar terapéuticamente y socialmente con todas las personas involucradas, reconociendo la complejidad de cada situación. La clase, en su conjunto, ha sido una invitación a la deconstrucción continua, a la revisión de los propios sesgos y a la búsqueda de soluciones integrales que aborden las profundas raíces sistémicas de la desigualdad de género, sin caer en simplificaciones que perpetúen la violencia o ignoren la necesidad de una justicia equitativa para todas las personas.

 

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